En nuestra vida de trabajadores asalariados, casi todos hemos tenido que faltar al trabajo alguna vez por razones justificadas: una enfermedad, un aniego en la cocina, una mala noticia.
Pero hay quienes se las arreglan para buscar excusas para no asistir a su sagrado centro laboral.
El problema es que el repertorio de excusas tiene un límite y mucha gente recurre a los pretextos más extraños para justificar la pereza.
Británicos perezosos
Por ejemplo, en Gran Bretaña hay quienes dicen que no puede ir a trabajar porque están muy borrachos.
Ésta es una de las más populares entre los británicos y, curiosamente, es muy aceptada, aunque no parezca aceptable.
La del pariente enfermo ya no funciona, porque es usada con tanta frecuencia que uno no se explica como el dichoso familiar aún está vivo con tanto achaque.
Hay quienes han matado al mismo pariente más de una vez, lo que cual plantea una duda más existencial que laboral.
Otros dicen que perdieron el avión, cuando todo el mundo sabe que el tipo no iba a ningún lado ni regresaba de alguno.
Ver este reportaje aparecido en la BBC
Pero hay quienes se las arreglan para buscar excusas para no asistir a su sagrado centro laboral.
El problema es que el repertorio de excusas tiene un límite y mucha gente recurre a los pretextos más extraños para justificar la pereza.
Británicos perezosos
Por ejemplo, en Gran Bretaña hay quienes dicen que no puede ir a trabajar porque están muy borrachos.
Ésta es una de las más populares entre los británicos y, curiosamente, es muy aceptada, aunque no parezca aceptable.
La del pariente enfermo ya no funciona, porque es usada con tanta frecuencia que uno no se explica como el dichoso familiar aún está vivo con tanto achaque.
Hay quienes han matado al mismo pariente más de una vez, lo que cual plantea una duda más existencial que laboral.
Otros dicen que perdieron el avión, cuando todo el mundo sabe que el tipo no iba a ningún lado ni regresaba de alguno.
Ver este reportaje aparecido en la BBC
Comments