Lo dijo el doctor tucumano Raúl Motoslavsky, quien trabaja en la Escuela de Medicina de Harvard. Ayer ofreció una charla abierta al público sobre el envejecimiento.
“Un grupo de científicos asegura que el tope máximo de vida de los humanos se ubicará entre los 135 y 150 años; otra línea menos científica y más optimista dice que si uno modifica algunos procesos biológicos específicos, podremos vivir mucho más que ese tope”, destacó el doctor Raúl Motoslavsky, durante una charla abierta a la comunidad que ofreció ayer en la Caja Popular de Ahorros, organizada por la Secretaría de Estado de Innovación y Desarrollo Tecnológico (SIDETEC) de la provincia. Motoslavsky se especializó en inmunología en la Universidad Hebrea de Jerusalem, cuya tesis fue premiada por la prestigiosa revista Science en 2002, como una de las cinco mejores tesis doctorales del mundo. Actualmente es profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
“Enlentecer” el envejecimiento
Tras disertar en la UBA, ayer dio cátedra a estudiantes secundarios y alumnos de medicina y público en general, sobre las herramientas de la biología molecular para “enlentecer” el proceso de envejecimiento.
El especialista destacó que el promedio de vida se disparó a partir del descubrimiento de los antibióticos en 1930. “A partir de entonces el promedio de vida hizo un salto de 10 años. Hace 100 años la gente vivía hasta los 45 años; actualmente el promedio de vida es de 84 para varones y 87 para mujeres, y dentro de cinco años se extenderá a 90 años”, dijo.
El catedrático explicó en diálogo con EL SIGLO que para hacer más lento el envejecimiento hay dos factores en juego: la alimentación y el estrés.Es como una fórmula matemática. Si uno consigue mejorar la calidad de vida, disminuirá el número de enfermedades crónicas durante la vejez.
Además, la ciencia se prepara con una artillería de medicación que lograría disminuir la actividad intracelular de la insulina para frenar, por caso, los daños que produce el estrés.“Lo que se busca desde la biología molecular es modificar el metabolismo o la actividad celular, uno de los principales factores que afectan el envanecimiento. Si se puede modificar como función a la célula, se podría mejorar en la vejez”, indicó.
En relación al crucial papel de la alimentación y el estrés, aseguró que desde el punto de vista científico no existen trabajos que demuestren que se puede modificar el estrés, que conlleva a enfermedades crónicas. “Como sabemos, el estrés causa enfermedades cardiovasculares y aumenta la mortalidad en la vejez”, destacó.
“Sin embargo -continúa- muchos elementos modifican la capacidad de resistencia del estrés, por caso, la disminución de la actividad de la insulina. Si uno disminuye la actividad intracelular de señales de insulina, las células son más resistentes al estrés, a un estrés de daño con rayos ultravioletas, a un estrés con daño a sustancias químicas que afectan el ADN. Si uno a esas células le disminuye la señal de insulina, esas células serán más resistentes a este tipo de estrés”, agrega.
En ese sentido, Motoslavsky redondeó que la ciencia tiende a elaborar drogas que permitan modificar la actividad de señales de insulina y de esa manera indirectamente afectar el envejecimiento celular, y por ende el envejecimiento del organismo.Por último, señaló que la nutrición y la actividad física son decisivos para llegar a la vejez de mejor manera.
Por Patricia Rodriguez
El Siglo de Tucumán
“Un grupo de científicos asegura que el tope máximo de vida de los humanos se ubicará entre los 135 y 150 años; otra línea menos científica y más optimista dice que si uno modifica algunos procesos biológicos específicos, podremos vivir mucho más que ese tope”, destacó el doctor Raúl Motoslavsky, durante una charla abierta a la comunidad que ofreció ayer en la Caja Popular de Ahorros, organizada por la Secretaría de Estado de Innovación y Desarrollo Tecnológico (SIDETEC) de la provincia. Motoslavsky se especializó en inmunología en la Universidad Hebrea de Jerusalem, cuya tesis fue premiada por la prestigiosa revista Science en 2002, como una de las cinco mejores tesis doctorales del mundo. Actualmente es profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
“Enlentecer” el envejecimiento
Tras disertar en la UBA, ayer dio cátedra a estudiantes secundarios y alumnos de medicina y público en general, sobre las herramientas de la biología molecular para “enlentecer” el proceso de envejecimiento.
El especialista destacó que el promedio de vida se disparó a partir del descubrimiento de los antibióticos en 1930. “A partir de entonces el promedio de vida hizo un salto de 10 años. Hace 100 años la gente vivía hasta los 45 años; actualmente el promedio de vida es de 84 para varones y 87 para mujeres, y dentro de cinco años se extenderá a 90 años”, dijo.
El catedrático explicó en diálogo con EL SIGLO que para hacer más lento el envejecimiento hay dos factores en juego: la alimentación y el estrés.Es como una fórmula matemática. Si uno consigue mejorar la calidad de vida, disminuirá el número de enfermedades crónicas durante la vejez.
Además, la ciencia se prepara con una artillería de medicación que lograría disminuir la actividad intracelular de la insulina para frenar, por caso, los daños que produce el estrés.“Lo que se busca desde la biología molecular es modificar el metabolismo o la actividad celular, uno de los principales factores que afectan el envanecimiento. Si se puede modificar como función a la célula, se podría mejorar en la vejez”, indicó.
En relación al crucial papel de la alimentación y el estrés, aseguró que desde el punto de vista científico no existen trabajos que demuestren que se puede modificar el estrés, que conlleva a enfermedades crónicas. “Como sabemos, el estrés causa enfermedades cardiovasculares y aumenta la mortalidad en la vejez”, destacó.
“Sin embargo -continúa- muchos elementos modifican la capacidad de resistencia del estrés, por caso, la disminución de la actividad de la insulina. Si uno disminuye la actividad intracelular de señales de insulina, las células son más resistentes al estrés, a un estrés de daño con rayos ultravioletas, a un estrés con daño a sustancias químicas que afectan el ADN. Si uno a esas células le disminuye la señal de insulina, esas células serán más resistentes a este tipo de estrés”, agrega.
En ese sentido, Motoslavsky redondeó que la ciencia tiende a elaborar drogas que permitan modificar la actividad de señales de insulina y de esa manera indirectamente afectar el envejecimiento celular, y por ende el envejecimiento del organismo.Por último, señaló que la nutrición y la actividad física son decisivos para llegar a la vejez de mejor manera.
Por Patricia Rodriguez
El Siglo de Tucumán
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