La Puente -- José Hernández cuenta que hace cinco años su vida se limitó a cuatro paredes y que la soledad comenzó a calar tan fuerte que un día decidió ponerles nombre propio.
“Le presento a María, Blanca, Mina y Araceli”, dice don José, señalando cada una de las paredes amarillas de cinco metros que lo rodean. “Hace unos dos años me sentí tan aburrido y abandonado que me puse a platicar con ellas, a decirles que me siento triste, que me siento solo”.
A sus 65 años de edad, este salvadoreño ha terminado viviendo su retiro en la habitación trasera de una casa ubicada en La Puente, a pocos metros de la Autopista 60. Relata que llegó a Estados Unidos en 1980 con su ex esposa y sus tres hijos huyendo de la guerra en su país.
Durante doce años trabajó como decorador de alfombras y, junto con su ex esposa, mantuvo a sus hijos. Antes de mudarse a vivir solo, pasó varios años en la casa de su hija mayor cuidando de su nieto, hasta que éste cumplió 11 años de edad.
“Entonces yo ya no cabía en esa casa y me vine directamente a este cuartito”, comenta don José. “Es triste porque casi no recibo visitas y, por otro lado, se me dificulta salir porque hace cuatro años dejé de ver por mi ojo derecho y ahora sólo tengo 25% de visión por el izquierdo”.
La realidad que vive Don José es la de miles de inmigrantes mayores que viven en el condado de Los Ángeles. Así lo asegura Amadeo Hernández, presidente de la Fundación Bernardina, entidad dedicada a brindar servicios a personas mayores de 60 años de edad, particularmente de habla hispana y que viven en el abandono.
Un certamen de conciencia
A partir de la inesperada muerte de su madre Bernardina en el desierto de Las Vegas en el 2001, Amadeo Hernández inició una gira por distintos asilos y casas hogares de Nevada y el Sur de California. Visitó más de 50 y dice haber sido testigo de la soledad y el mal trato que reciben los ancianos en muchos de estos lugares.
“He visto horrores, como por ejemplo, una señora latina madre de doce hijos abandonada en un asilo. Los hijos sólo la buscaron para pedirle que firmara las escrituras de la casa. A menudo vemos que la gente siente vergüenza de andar con un anciano, los nietos los insultan en inglés -idioma que muchos no manejan-, les quitan sus cheques de pensión, los utilizan para mendigar en la calle y hasta los golpean”, asegura Hernández.
Decidido a crear conciencia en la comunidad, Hernández está organizando el certamen de belleza Reina de los Adultos Mayores del condado de Los Ángeles. Será en mayo y espera contar con diez participantes mayores de 60 años, con buen estado de salud y con algún talento especial.
Fuente: Hoy Internet, Los Angeles, USA
“Le presento a María, Blanca, Mina y Araceli”, dice don José, señalando cada una de las paredes amarillas de cinco metros que lo rodean. “Hace unos dos años me sentí tan aburrido y abandonado que me puse a platicar con ellas, a decirles que me siento triste, que me siento solo”.
A sus 65 años de edad, este salvadoreño ha terminado viviendo su retiro en la habitación trasera de una casa ubicada en La Puente, a pocos metros de la Autopista 60. Relata que llegó a Estados Unidos en 1980 con su ex esposa y sus tres hijos huyendo de la guerra en su país.
Durante doce años trabajó como decorador de alfombras y, junto con su ex esposa, mantuvo a sus hijos. Antes de mudarse a vivir solo, pasó varios años en la casa de su hija mayor cuidando de su nieto, hasta que éste cumplió 11 años de edad.
“Entonces yo ya no cabía en esa casa y me vine directamente a este cuartito”, comenta don José. “Es triste porque casi no recibo visitas y, por otro lado, se me dificulta salir porque hace cuatro años dejé de ver por mi ojo derecho y ahora sólo tengo 25% de visión por el izquierdo”.
La realidad que vive Don José es la de miles de inmigrantes mayores que viven en el condado de Los Ángeles. Así lo asegura Amadeo Hernández, presidente de la Fundación Bernardina, entidad dedicada a brindar servicios a personas mayores de 60 años de edad, particularmente de habla hispana y que viven en el abandono.
Un certamen de conciencia
A partir de la inesperada muerte de su madre Bernardina en el desierto de Las Vegas en el 2001, Amadeo Hernández inició una gira por distintos asilos y casas hogares de Nevada y el Sur de California. Visitó más de 50 y dice haber sido testigo de la soledad y el mal trato que reciben los ancianos en muchos de estos lugares.
“He visto horrores, como por ejemplo, una señora latina madre de doce hijos abandonada en un asilo. Los hijos sólo la buscaron para pedirle que firmara las escrituras de la casa. A menudo vemos que la gente siente vergüenza de andar con un anciano, los nietos los insultan en inglés -idioma que muchos no manejan-, les quitan sus cheques de pensión, los utilizan para mendigar en la calle y hasta los golpean”, asegura Hernández.
Decidido a crear conciencia en la comunidad, Hernández está organizando el certamen de belleza Reina de los Adultos Mayores del condado de Los Ángeles. Será en mayo y espera contar con diez participantes mayores de 60 años, con buen estado de salud y con algún talento especial.
Fuente: Hoy Internet, Los Angeles, USA
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