Además de la literatura y su mujer, sus grandes pasiones fueron «la caza de la perdiz en mano y la pesca de trucha a mosca ahogada». En general, la naturaleza, protagonista velada de muchas de sus obras. No en vano, él se definía como «un narrador rural apasionado por la naturaleza». «La ambición de poder y la creencia de que el hombre puede hacer y deshacer sin que se hundan las esferas son las responsables de que el planeta esté tan amenazado», denunciaba en cuanto tenía ocasión. Luis Davilla
El Mundo
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