Los “indignados” israelíes han forzado al Gobierno de Netanyahu a buscar soluciones contra el elevado coste de la vida.
El movimiento ciudadano en Israel comenzó hace tres semanas con una acampada en Tel Aviv. Inspirado en los indignados españoles, denuncia la carestía de la vivienda y la vida y se ha extendido rápidamente por el país. Este sábado protagonizaron la mayor protesta de la historia de Israel. Unas 250.000 personas salieron a la calle en varias ciudades, en una movilización sin precedentes y sin signo político. Horas después, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha anunciado la creación de un comité de ministros y expertos, encargado de escuchar las quejas de los ciudadanos y formular recomendaciones al Gobierno para mejorar la situación.
En Israel, donde el domingo no es festivo, la bolsa ha abierto con una caída de más del 6 por ciento, ante el temor de que el país se vea arrastrado por una eventual recesión de Estados Unidos, su indispensable socio económico.
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