Nadie quiere morir. Incluso las personas que creen que irán al Paraíso, no quieren morir para llegar allí. Pero la muerte es el destino final al que llegaremos todos. Nadie ha podido evitarlo y así debe ser porque la muerte es muy posiblemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio de la vida. La muerte aparta lo viejo abriendo paso a lo nuevo. Ahora lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, vosotros también os convertiréis en lo viejo y os iréis. Siento ser tan dramático, pero realmente es así.
Vuestro tiempo es limitado, por eso no lo gastéis viviendo la vida de otros. No permitáis que os atrapen los dogmas, que es como vivir según el resultado de los pensamientos de otros. No permitáis que vuestras voces interiores se pierdan en el ruido de opiniones ajenas. Lo más importante es tener el coraje de seguir el impulso de vuestro corazón y de vuestra intuición, de algún modo ellos ya saben qué queréis llegar a ser realmente. Lo demás es secundario.
Cuando era joven había una revista espectacular que se titulaba 'Catálogo de toda la Tierra' (The Whole Earth Catalog), era una Biblia para mi generación. Esta revista fue creada en Menlo Park, California, por un joven llamado Stewart Brand. Esto sucedió a finales de los 60, antes de la época de las computadoras personales, por eso él hacía la revista con ayuda de una máquina de imprimir, unas tijeras y una cámara de fotos. La revista era una especie de Google en un soporte de papel 35 años antes de que apareciera el mismo Google y contenía un sin fin de herramientas útiles y grandes conceptos.
Stuart y su equipo hicieron varias ediciones del catálogo y, al llegar la hora, publicaron su último número. Fue a mediados de los años setenta y yo tenía la misma edad que vosotros tenéis ahora. En la última página de la última edición había una foto: un camino de madrugada. Se veía de tal manera que el lector podría haberse imaginado a punto de partir para un viaje en autostop si le apetecían aventuras. Bajo la foto estaban las palabras: "Permaneced hambrientos. Permaneced alocados". Ese fue su mensaje de despedida. Es lo que siempre me he deseado a mí mismo. Y ahora os lo deseo a vosotros.
Permaneced hambrientos. Permaneced alocados.
Muchas gracias.
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