Los tunecinos han salido este sábado a la calle para festejar el primer aniversario de su revolución con gozo, pero con espíritu crítico.
La caída de Ben Alí y el ascenso democrático del partido Enahda (próximo a la aristocracia de Catar) no ha hecho bajar su nivel de exigencia.
Piden al gobierno que actúe ya para solucionar los problemas del país y el reconocimiento de los "mártires" que derramaron su sangre por el triunfo revolucionario, unos 300 muertos y 700 heridos, según la ONU.
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