DR. JAVIER WAGNER: SENECTUD/ VEJEZ NORMAL
Al momento de la inauguración el Dr. Javier Wagner, organizador del
Encuentro Provincial, destacó: "Un viejo normal es aquel que puede
compensar pérdidas con ganancias. Es un viejo que se adapta a la
disminución de su rendimiento físico: camina despacio, pero tiene
menos apuro y le gusta disfrutar del solcito.
El sabe de su fatiga, la reconoce y sabe también que debe hacer para
sobrellevarla.Es responsable por su salud . No todo es pérdida en la vejez.
Apuntamos a la idea de autocuidado y al concepto de autovalidez.
Conservarse autoválido a pesar de los deterioros inevitables por el desgaste que
produce el paso del tiempo en nuestro cuerpo y aún, a pesar de patologías, es
posible cuando se logra "conservarse entero por dentro, tener la ilusiones sin
reuma, los objetivos sin várices y los ideales sin colesterol " * E. Pinti.
Un viejo normal no es necesariamente u viejo sano. Es un viejo que está en
condiciones de hacerse cargo de su salud y de su enfermedad. A pesar de sus
patologías no están impedidas sus funciones. Este es el sentido del diagnóstico
funcional en Gerontología: no quedarnos en la enumeración de patologías, lo cual
llevaría a confirmar que la vejez es sinónimo de enfermedad. Se trata de poder
determinar que en ese viejo hay un sujeto que, aún así funciona.
Todos a cualquier edad, soñamos despiertos. La diferencia en la vejez normal, es que
ese ensueño se nutre en gran parte del pasado, pero de una manera placentera, no
nostalgiosa. Esa es la función de sus reminiscencias, que, reconectándolo con sus
afectos, le permiten ir reescribiendo su historia y esto le permite sostener su
identidad, son su cosecha. Sus seres queridos no están totalmente perdidos. Puede
elaborar el duelo.
El viejo puede reconectarse con su presente, con su realidad. Pero esta realidad no
le sirve mucho a superar depresiones, sino se le reconoce en sus necesidades, en sus
déficits ni en sus posibilidades. ¡Total, a su edad! Es la discriminación y el
prejuicio aún en los profesionales. Una lección de fortaleza y de concepción
optimista de la vejez la sostiene el escritor francés Claudel, cuando dice:
"¡ Ochenta años! ¡ni ojos, ni oídos, ni dientes, ni piernas, ni aliento!. ¡Y es
asombroso, al fin de cuentas, como uno llega a prescindir de ellos! "
¿A que se considera viejo? Esto es tan impreciso de precisar que ninguna convención
de gerontólogos pudo ni podrá ponerse de acuerdo acerca del comienzo, ni acerca del
la definición de la vejez. Se puede ser viejo para algunas cosas pero no para otras.
Se puede serlo sin sentirlo y sentirlo sin serlo.
Fuente El Santacruceño
Al momento de la inauguración el Dr. Javier Wagner, organizador del
Encuentro Provincial, destacó: "Un viejo normal es aquel que puede
compensar pérdidas con ganancias. Es un viejo que se adapta a la
disminución de su rendimiento físico: camina despacio, pero tiene
menos apuro y le gusta disfrutar del solcito.
El sabe de su fatiga, la reconoce y sabe también que debe hacer para
sobrellevarla.Es responsable por su salud . No todo es pérdida en la vejez.
Apuntamos a la idea de autocuidado y al concepto de autovalidez.
Conservarse autoválido a pesar de los deterioros inevitables por el desgaste que
produce el paso del tiempo en nuestro cuerpo y aún, a pesar de patologías, es
posible cuando se logra "conservarse entero por dentro, tener la ilusiones sin
reuma, los objetivos sin várices y los ideales sin colesterol " * E. Pinti.
Un viejo normal no es necesariamente u viejo sano. Es un viejo que está en
condiciones de hacerse cargo de su salud y de su enfermedad. A pesar de sus
patologías no están impedidas sus funciones. Este es el sentido del diagnóstico
funcional en Gerontología: no quedarnos en la enumeración de patologías, lo cual
llevaría a confirmar que la vejez es sinónimo de enfermedad. Se trata de poder
determinar que en ese viejo hay un sujeto que, aún así funciona.
Todos a cualquier edad, soñamos despiertos. La diferencia en la vejez normal, es que
ese ensueño se nutre en gran parte del pasado, pero de una manera placentera, no
nostalgiosa. Esa es la función de sus reminiscencias, que, reconectándolo con sus
afectos, le permiten ir reescribiendo su historia y esto le permite sostener su
identidad, son su cosecha. Sus seres queridos no están totalmente perdidos. Puede
elaborar el duelo.
El viejo puede reconectarse con su presente, con su realidad. Pero esta realidad no
le sirve mucho a superar depresiones, sino se le reconoce en sus necesidades, en sus
déficits ni en sus posibilidades. ¡Total, a su edad! Es la discriminación y el
prejuicio aún en los profesionales. Una lección de fortaleza y de concepción
optimista de la vejez la sostiene el escritor francés Claudel, cuando dice:
"¡ Ochenta años! ¡ni ojos, ni oídos, ni dientes, ni piernas, ni aliento!. ¡Y es
asombroso, al fin de cuentas, como uno llega a prescindir de ellos! "
¿A que se considera viejo? Esto es tan impreciso de precisar que ninguna convención
de gerontólogos pudo ni podrá ponerse de acuerdo acerca del comienzo, ni acerca del
la definición de la vejez. Se puede ser viejo para algunas cosas pero no para otras.
Se puede serlo sin sentirlo y sentirlo sin serlo.
Fuente El Santacruceño
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