La primera -y única- vez que visité China, allá por 1976, los asombros se me acumulaban; no daba abasto para asimilar extrañezas: no puedo definir mis viviencia de otro modo que no sea "un shock cultural"... Una especie de "síndrome de Stendhal", ese que ataca en Florencia -en forma de vértigos y mareos- ante la imposibilidad de asimilar tanta belleza; en el caso de China, tanta "diferencia". Hubo algo que, más que perturbarme, me emocionó: el extraordinario y sincero respeto de los chinos por los ancianos... Por los viejos, ¡y dejémonos de eufemismos de "mayores" o Tercera Edad!... Las edades del hombre son la infancia, la adolescencia, la juventud, la madurez e, inevitablemente, la senectud, la vejez, la llamemos como la llamemos. En aquella China -no sé lo que sucede ahora-, los viejos eran "alguien". Y "alguien" importante para las familias, para la sociedad. Por entonces, Occidente ya había comenzado a considerar -y a tra...
Con 50 años de vida en común ya estamos transitando por este “Camino otoñal”, descubriendo, día a día, la alegría de vivir y tratando de colaborar en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. El Otoño, al igual que el Adulto mayor, tiene su belleza y la estamos conociendo. Pensamos que hay mucho camino que recorrer y todavía tenemos una mirada optimista de la vida, consciente que junto a las dificultades del diario vivir, hay desafíos que afrontar y oportunidades para servir.