IMÁGENES, un par de CANCIONES, la HISTORIA del CONCIERTO CLANDESTINO EN CHILE en 1981. Recordando a JOAN BAEZ, que nació en un día como hoy pero de 1941
Joan Baez
(Nueva York, 1941) Cantante folk estadounidense. Figura
clave del movimiento de la canción protesta en Estados Unidos durante la década
de 1960, sus inicios musicales se orientaban hacia el bel canto, a causa de su
voz portentosa, aunque acabó abandonándolo para dedicarse a la música popular.
Su fama estuvo muy vinculada a su activismo político, el cual le valió algunas
estancias en la cárcel. Su oposición a la intervención estadounidense en
Vietnam, su lucha contra la discriminación racial y sexual y el apoyo constante
al tercer mundo tuvieron un claro reflejo en su música. Play Me Backwards es considerado por la
crítica como el mejor disco de su carrera. Sus primeras canciones fueron temas
compuestos por Bob Dylan, por quien la cantante sentía una gran admiración,
aunque ya en la década de 1970 Baez se lanzó a componer temas
como Diamonds and Rust.
Hija de un médico mexicano y de una profesora de literatura,
la juventud de Joan Baez transcurrió en los campus de diversas universidades.
En Boston aprendería a tocar la guitarra, y cantó asiduamente en el Cabo 47 de
Cambridge. Su extraordinaria voz, que acompañó con simples y eficaces acordes
de guitarra, eran los rasgos distintivos de un estilo que se popularizó tras su
actuación de 1959 en el Newport Folk Festival y la grabación de su primer
disco, Joan Baez, en
1960.
Su tema We shall overcome, extraído
de Joan Baez in Concert, su tercer álbum, se
convirtió rápidamente en la canción protesta paradigmática de la época. Baez
contribuyó decisivamente al despegue de Bob Dylan, versionando muchas de
sus canciones y presentando al cantautor en sus recitales. Considerados las
máximas figuras de la canción protesta, vivieron juntos durante dos años, entre
1963 y 1965. Dylan reflejó esta relación en el tema Visions of Johana; Joan Baez, diez años más tarde,
haría lo mismo en su álbum Diamonds and Rust.
En 1976 grabó Gulf Winds, uno de
sus mejores trabajos, compuesto en su integridad por temas propios. Baez
desplegó una intensa actividad por los derechos civiles en el Movimiento
Americano contra la guerra del Vietnam, no solamente mediante su música, sino
también fundando entidades como Humanitas, una organización internacional pro
derechos humanos, y el Instituto para el Estudio de la No-Violencia
(1965).
Dejó testimonio de su lucha en dos
autobiografías, Daybreak (1968)
y And a
Voice to Sing With (1987). Posteriormente su figura fue
perdiendo actualidad, aunque ha sabido mantener su carácter y
popularidad.
Biografías y Vida
Lugarizando la
memoria: Joan Baez en Ñuñoa, Chile. Por Vólker
Gutiérrez
Invierno de 1981, invierno de 2011. Treinta
años.
A pocos días del inicio oficial del invierno, se
reencuentra de nuevo con el público chileno toda una institución en la
producción de música de películas: Ennio Morricone. De seguro que el éxito de
su anterior paso por el país, hace tres años, incentivó la idea de traerlo de
nuevo por estas latitudes.
El catálogo
de Morricone es muy amplio y, para muchos, archiconocido. Ganador de un Oscar
Honorífico en 2007, ha trabajado con directores de cine entre los que se
cuentan Brian de Palma, Pedro Almodóvar y, por cierto, Sergio Leone. Algunas de
las cintas en que participó fueron La Misión, El bueno, el malo y el feo, Cinema Paradiso, El clan de los
sicilianos, Los
intocables… sólo por nombrar algunas.
Podríamos escribir eternos párrafos a fin de dar
cuenta del trabajo de este músico originario de Italia. Y unas cuantas páginas
serían llenadas con la diversidad de géneros fílmicos en que ha participado.
Sin embargo, a propósito de su regreso a nuestro país, hay una película que es
pertinente recordar: se trata de una estrenada en 1971 y que relata el juicio y
muerte de dos anarquistas italianos en Estados Unidos: Nicola Sacco y
Bartolomeo Vanzetti. Del director Giuliano Montaldo, la película incluye una
canción que se hizo popular en todo el mundo, con el nombre de Here’s to you, interpretada por
Joan Baez, la cantante norteamericana que en su momento fue llamada la reina de
la canción protesta.
Joan Baez, antes de la colaboración con
Morricone, ya era famosa por su vínculo con la música folk, por su participación
en movimientos pacifistas y a favor de los derechos humanos, por su trabajo con
Bob Dylan y por su actuación en el festival de Woodstock. Por lo mismo, no fue
extraño verla siempre rodeada de miles de jóvenes, en multitudinarias marchas o
conciertos, o al lado de figuras como Martin Luther King. De ahí, sólo un paso
tuvo que dar para formar parte de la banda sonora de Sacco y Vanzetti, la película que
difundió una histórica injusticia de principios del siglo
veinte.
Hacia 1981, en América Latina varios estados
vivían bajo regímenes militares. Por cierto, Chile no era la excepción. En ese
contexto, Joan Baez organizó una gira que incluyó Brasil, Argentina y nuestro
país. Toda una empresa de solidaridad por los derechos humanos, no exenta de
complejos avatares y amenazas, como la prohibición de hacer presentaciones en
público.
En el invierno de 1981, en Chile todavía el dólar
estaba a 39 pesos. La crisis económica del 82, la misma que quebró bancos y
financieras, la que elevó la cesantía a un 25 por ciento, aún no masificaba las
protestas contra la dictadura y, en ese contexto, quienes se manifestaban en
contra del atropello a los derechos humanos estaban más bien confinados a un
margen. Era peligroso, mortal muchas veces, sacar la voz… ni qué decir
alzarla.
En el invierno de 1981, ante el acoso a la
disidencia, buena parte de la Iglesia Católica, dirigida por Raúl Silva
Henríquez, seguía disponiendo su ayuda a quienes no concordaban con el régimen
militar, a través de la Vicaría de la Solidaridad o, muchas veces, facilitando
recintos eclesiásticos a los opositores de entonces, sobre todo si de proteger
los derechos humanos se trataba.
En el invierno de 1981, Joan Baez arribó a Chile,
por muy poco tiempo, negándole las autoridades el permiso para hacer un
concierto público. Como en otras oportunidades de esos tiempos, se hicieron los
arreglos necesarios para que miles de personas no se quedaran con las ganas de
recibir el saludo de la cantante norteamericana. Y así fue organizada una
presentación privada, sin venta de boletos, corriendo la voz, en un salón de la
Parroquia Santa Gemita, en calle Suecia al llegar a Simón Bolívar, en la comuna
de Ñuñoa.
También en el invierno de 1981, en la edición
número 13 de la recordada revista La Bicicleta, se anunció en portada una
revisión fotográfica de la “gira” que hizo la cantante norteamericana. Más tarde,
el sello Alerce, bajo la batuta del incansable Ricardo García, sacó un cassette
con el registro de la actuación de Baez en Santa Gemita. Son fuentes
importantes para dar cuenta de un momento especial que se vivió en Santiago de
Chile.
En otro invierno posterior, en los pasillos del
Campus Oriente de la Católica, alguien contó la aventura que vivió la vez que
saltó las altas rejas de la parroquia Santa Gemita, a fin de entrar a escuchar
el concierto de Joan Baez. Con emoción, decía que miles de personas no pudieron
ingresar al salón y debieron contentarse con oírla desde un patio, por
altavoces. Un amigo, más privilegiado, me narró que la artista estadounidense
también visitó la sede de la Fundación Missio, en la zona norte de Santiago,
para apoyar la labor que encabezaba la monja Karoline Mayer por los pobladores
más pobres. Ahí la reina del folk interpretó unas pocas canciones y, cuando ya
se retiraba, le pidieron que cantara ese himno de Bob Dylan
llamado Blowing in the
wind, ante lo que Baez se excusó diciendo que ya había guardado su
guitarra; pero mi amigo tomó la propia, se puso a rasguear y, caminando por un
corredor hacia la calle, tuvo el privilegio de acompañar el canto de
Joan.
Al comenzar el invierno de 2011, treinta años
después de los hechos narrados más arriba, gracias al soporte tecnológico de
internet, pueden ustedes escuchar algo de lo que emocionó a más de cinco mil
personas que, con mucho cuidado y sigilo, se reunieron en una parroquia de
Ñuñoa, en la calle Suecia al llegar a Simón Bolívar.
“Sí, es verdad”, expresó Joan Baez en la
parroquia Santa Gemita, como respuesta al coro multitudinario que se sumó
al Here’s to you,
y que modificó espontáneamente la letra del inglés por el
criollo El pueblo unido
jamás será vencido. Quizás algún asistente al concierto de estos
días de Ennio Morricone, al oír el tema de Sacco y Vanzetti, infaltable en
su repertorio, también recuerde que esa canción, hace treinta años, en el
invierno de 1981, en la voz de Joan Baez, pasó a formar parte de una memoria
que debe ser situada, que necesita ser lugarizada.
Vólker Gutiérrez A.
Periodista / Profesor
Presidente de Cultura
Mapocho
Comments