Cincuenta y cinco años de matrimonio no se cumplen todos los días, y eso lo sabe el periodista ovetense Julio Ges, que ayer presentó el libro «El viejo. Vida y muerte en un geriátrico», un relato y un regalo en el que narra su experiencia al cuidado de su esposa Leonor que lleva más de un cuarto de siglo internada en el geriátrico Santa Elena, enferma de alzhéimer. Visiblemente emocionado y arropado por sus amigos y sus dos hijos, Julio y Pilar, acudió a la presentación a pesar de que sólo pudo pronunciar las primeras palabras del texto que había preparado. La emoción le pudo y continuó su hija Pilar González.
«El viejo» es un relato corto que tenía que ser escrito más con el corazón que con la cabeza porque nace en el seno de un hogar muy familiar con una enfermedad que no tiene fin y se desarrolla, cuando ya no hubo otro remedio, en el ambiente triste y deprimente de una residencia geriátrica», leía Pilar sentada al lado de su padre y de su hermano Julio en La Venera, un establecimiento de la calle Fray Ceferino muy cercano a la casa familiar de Ges.
En el relato, editado por El Cantadero del Urogallo S.L, se recogen, como dice su autor, reacciones y comportamientos de algunos de los residentes con los que Ges trata a diario, ya que desde hace 25 años visita a su mujer diariamente a las cuatro de la tarde para hacerle compañía y cuidarla. De hecho, ya lo dice el también periodista Luis José de Ávila, en el prólogo del libro, «es el cariño y la dedicación de Julio lo que han hecho posible que Leonor continúe viva».
Y es que Leonor cayó enferma con sólo 45 años, relata su marido en el libro. «Al principio con depresiones que se hacían cada vez más frecuentes. Después se le diagnosticó trastorno afectivo bipolar, psicosis maníaco-depresiva, y, años más tarde la enfermedad de Alzheimer que, en su voracidad, después de destruirle el cerebro y quitarle la razón, inmovilizó sus manos y sus pies». Julio Ges, el último director del diario «Región» que cerró sus puertas en 1983, no pretendía sacar a la luz pública el relato, que dedica «especialmente a la vejez. A esos hombres y a esas mujeres que al llegar a ella o antes, se vieron atrapados, aprisionados, por enfermedades crueles de larga y triste duración que convirtieron los últimos años de sus vidas, que merecían ser gozosos, en un calvario donde no hay más que sufrimiento y dolor». También dedica el ovetense el libro a sus «cuidadores, familiares, personal sanitario y personas que tienen para ellos una caricia, una mirada tierna, un gesto de cariño o de amor...». El relato había sido escrito con la intención de «grapar los folios y distribuirlos en el entorno familiar o, como mucho, presentarlo en alguno de estos concursos donde modestamente pudiera encajar». Pero finalmente, con el apoyo de la editorial, de sus amigos, familiares y especialmente de sus hijos, el libro ha visto la luz y Julio ha sacado fuerzas para acudir a la presentación, el día que cumple 55 años de casado con su esposa Leonor. Al final de la presentación y con el pulso «recuperado», el autor firmó ejemplares enviando «un beso y un abrazo de Julio y Leonor».
Fuente: La Nueva España
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