Cuarenta y cuatro años separan estas dos sinfonías de Dmitri Shostakovich (1906-1975): la 1ª puede considerarse casi un ejercicio de fin de carrera, pues fue escrita en julio de 1925, recién terminados sus estudios en el Conservatorio de Leningrado, y estrenada en la primavera siguiente; la 14ª está escrita para soprano, bajo, orquesta de cuerda y percusión ligera, fue estrenada en septiembre de 1969 y dedicada a Benjamin Britten.
Hay una enorme distancia entre el optimismo, el desenfado y el poco disimulado dandismo de 1925 y la amargura que destila el músico cuatro décadas y media después.
Con textos de Lorca, Apollinaire, Küchelbecker y Rilke, Shostakovich parece con la Sinfonía nº14 pedir cuentas a un pasado que le provocaba auténtica angustia. Se trata casi de una expiación preparatoria para la muerte, cuya sombra planea por toda la obra, y no sólo por la temática de los poemas incluidos, sino por su tono permanente y profundamente elegíaco. Rattle ha contado aquí nada menos que con la soprano Karita Mattila y el bajo Thomas Quasthoff, que dan a la sinfonía un sentido de profundo dramatismo, también apoyado en la cuerda de sonido tan grave como refinado de los filarmónicos berlineses, quienes además ofrecen una 1ª magníficamente equilibrada entre el general tono expansivo y su ambiguo final, que casi podría cerrar el círculo de lo trágico, pero en sentido inverso al de la vida.
Fuente: Malaga Hoy
Hay una enorme distancia entre el optimismo, el desenfado y el poco disimulado dandismo de 1925 y la amargura que destila el músico cuatro décadas y media después.
Con textos de Lorca, Apollinaire, Küchelbecker y Rilke, Shostakovich parece con la Sinfonía nº14 pedir cuentas a un pasado que le provocaba auténtica angustia. Se trata casi de una expiación preparatoria para la muerte, cuya sombra planea por toda la obra, y no sólo por la temática de los poemas incluidos, sino por su tono permanente y profundamente elegíaco. Rattle ha contado aquí nada menos que con la soprano Karita Mattila y el bajo Thomas Quasthoff, que dan a la sinfonía un sentido de profundo dramatismo, también apoyado en la cuerda de sonido tan grave como refinado de los filarmónicos berlineses, quienes además ofrecen una 1ª magníficamente equilibrada entre el general tono expansivo y su ambiguo final, que casi podría cerrar el círculo de lo trágico, pero en sentido inverso al de la vida.
Fuente: Malaga Hoy
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