En vísperas del sangriento atentado que le costó la vida a 12 personas el pasado 7 de enero, Charlie Hebdo atravesaba serios problemas económicos. Le costaba vender sus 20.000 ejemplares semanales, debía 200.000 euros y los suscriptores eran apenas 8.000. Hoy, gracias a la expresión de solidaridad de los franceses, la publicación sale a la calle con tiradas millonarias (8 millones con el “número de los supervivientes” y 2,5 millones el de este miércoles). El número de suscriptores ahora es de 240.000…
Esta expresión de simpatía no durará eternamente. “Quizás van a descubrir que Charlie no es lo que esperaban”, admitió Riss, el nuevo jefe del semanario en declaraciones a la revista Inrocks. “Las suscripciones, las ventas van a bajar, sí”, sostuvo por su parte el responsable financiero del periódico, Eric Portheault. “Si logramos mantener la mitad de los suscriptores, me pondría muy feliz”, añadió.
Mientras, si se suman suscripciones, donaciones, derechos de autor, ventas de ejemplares o ayudas estatales Charlie Hebdo cuenta con unos 30 millones de euros.
“Hubo un gran movimiento de solidaridad y las donaciones recibidas y los ingresos previstos son desproporcionados. Charlie Hebdo no estaba preparado” para manejar tal cantidad de dinero, reconoció Richard Malka, abogado de la revista.
Aunque es difícil proyectarse y las estimaciones son muy aproximativas, el dinero llega por millones y hay que darle un cauce. Por un lado, los 4,2 millones de donaciones deberían ir tanto a las familias de víctimas del atentado del diario como del ataque contra el supermercado judío del este de París. Sin embargo es dinero recibido en concepto de ayudas a la prensa, por lo que deben buscar una manera legal de hacerlo.
Otro de los objetivos inmediatos es adquirir una nueva sede para la redacción, que de momento es albergada por el diario Libération. Los periodistas ya han visitado locales en el sur de París con expertos en lugares blindados y dispositivos antibombas.
Además, Charlie Hebdo cuenta crear una fundación para apoyar la prensa ilustrada y la libertad de expresión.
Pero hay cuestiones más complicadas, como qué hacer con el dinero destinado a los accionistas: Charb, el director asesinado, poseía el 40% de las acciones, como Riss. Portheault posee un 20%. La redacción quiere rápidamente un debate sobre un sistema más cooperativo y transparente. Por lo pronto, decidieron no distribuir dividendos por un plazo de tres años.
Pero la redistribución del capital no será tarea fácil para una revista donde impera una sensibilidad anarquista. “Estos millones son una pesadilla, estos millones pueden matarnos”, advirtió Patrick Pelloux, periodista de Charlie Hebdo.
"Este dinero no lo robamos, y lo pagamos caro, muy caro”, aseguró por su parte Eric Portheault. Y agregó: “Preferiría diez millones de veces más tener conmigo a [los dibujantes] Cabu, Charb y todos los demás con los que hablaba todo los días, en lugar de todos esos millones”.
Alejo Schapire
RFI
El regreso a los kioskos de Charlie Hebdo
El "Charlie Hebdo" inunda por segunda vez los quioscos de Francia
Esta expresión de simpatía no durará eternamente. “Quizás van a descubrir que Charlie no es lo que esperaban”, admitió Riss, el nuevo jefe del semanario en declaraciones a la revista Inrocks. “Las suscripciones, las ventas van a bajar, sí”, sostuvo por su parte el responsable financiero del periódico, Eric Portheault. “Si logramos mantener la mitad de los suscriptores, me pondría muy feliz”, añadió.
Mientras, si se suman suscripciones, donaciones, derechos de autor, ventas de ejemplares o ayudas estatales Charlie Hebdo cuenta con unos 30 millones de euros.
“Hubo un gran movimiento de solidaridad y las donaciones recibidas y los ingresos previstos son desproporcionados. Charlie Hebdo no estaba preparado” para manejar tal cantidad de dinero, reconoció Richard Malka, abogado de la revista.
Aunque es difícil proyectarse y las estimaciones son muy aproximativas, el dinero llega por millones y hay que darle un cauce. Por un lado, los 4,2 millones de donaciones deberían ir tanto a las familias de víctimas del atentado del diario como del ataque contra el supermercado judío del este de París. Sin embargo es dinero recibido en concepto de ayudas a la prensa, por lo que deben buscar una manera legal de hacerlo.
Otro de los objetivos inmediatos es adquirir una nueva sede para la redacción, que de momento es albergada por el diario Libération. Los periodistas ya han visitado locales en el sur de París con expertos en lugares blindados y dispositivos antibombas.
Además, Charlie Hebdo cuenta crear una fundación para apoyar la prensa ilustrada y la libertad de expresión.
Pero hay cuestiones más complicadas, como qué hacer con el dinero destinado a los accionistas: Charb, el director asesinado, poseía el 40% de las acciones, como Riss. Portheault posee un 20%. La redacción quiere rápidamente un debate sobre un sistema más cooperativo y transparente. Por lo pronto, decidieron no distribuir dividendos por un plazo de tres años.
Pero la redistribución del capital no será tarea fácil para una revista donde impera una sensibilidad anarquista. “Estos millones son una pesadilla, estos millones pueden matarnos”, advirtió Patrick Pelloux, periodista de Charlie Hebdo.
"Este dinero no lo robamos, y lo pagamos caro, muy caro”, aseguró por su parte Eric Portheault. Y agregó: “Preferiría diez millones de veces más tener conmigo a [los dibujantes] Cabu, Charb y todos los demás con los que hablaba todo los días, en lugar de todos esos millones”.
Alejo Schapire
RFI
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