Ucrania ha lanzado más de 25 ataques contra refinerías y oleoductos rusos desde agosto, afectando el corazón de la economía de guerra de Moscú.
En regiones como Vladivostok y la Crimea ocupada, la población enfrenta escasez de gasolina y largas colas en las estaciones de servicio.
Ambos países se enfrentan en una “guerra energética” sin precedentes, con consecuencias económicas y humanas que podrían sentirse durante años.
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