Autorretrato doble, es el título de la obra de teatro del grupo Armadillo que están presentando en Galicia, España.
En el montaje, el hijo y el nieto, los dos actores, Jesús Barranco y Raúl Marcos, juegan a representar a las dos ancianas tomando café con pastas hasta que el juego les convierte en víctimas de su propia actuación, y finalizan siendo dos viejas en el umbral de la absoluta indefensión.
«La idea que nos planteamos era la de hablar de la vejez desde el punto de vista de dos personas jóvenes que han convivido con esa experiencia», explica Jesús Barranco. Una experiencia que desde el punto de vista meramente vivencial, no ya dramatúrgico, parece realmente dura. «Después del proyecto ninguna de las dos personas vive ya con nosotros, pues mi madre murió en el proceso y la abuela de Raúl vive en una residencia -comenta Jesús-.
Una compañera que vio el espectáculo me decía que era una forma de echar fantasmas fuera, un hecho catárquico y psicomágico, que diría Jodorowsky. Nos preocupó que no fuera un acto autoindulgente, como un homenaje a nosotros mismos o a ellas. Con eso no se queda el espectador sino con el hecho de una reflexión sobre la vejez en el mundo europeo».
Jesús reconoce que la opinión general es que es un espectáculo duro, pero que no es pesimista sino «hecho con un humor ácido y liberador». «Refleja las manías o la soledad, pero tratado todo como un juego, un espectáculo en el que hay manipulación de objetos y cómo eso se va convirtiendo en una espacio de sueño, ficticio para la persona que vive. Y es es una de las reflexiones a las que llegamos, que la vejez es como una especie de segunda infancia, con un nivel ficticio y fantástico muy interesante».
Fuente la Voz de Galicia
En el montaje, el hijo y el nieto, los dos actores, Jesús Barranco y Raúl Marcos, juegan a representar a las dos ancianas tomando café con pastas hasta que el juego les convierte en víctimas de su propia actuación, y finalizan siendo dos viejas en el umbral de la absoluta indefensión.
«La idea que nos planteamos era la de hablar de la vejez desde el punto de vista de dos personas jóvenes que han convivido con esa experiencia», explica Jesús Barranco. Una experiencia que desde el punto de vista meramente vivencial, no ya dramatúrgico, parece realmente dura. «Después del proyecto ninguna de las dos personas vive ya con nosotros, pues mi madre murió en el proceso y la abuela de Raúl vive en una residencia -comenta Jesús-.
Una compañera que vio el espectáculo me decía que era una forma de echar fantasmas fuera, un hecho catárquico y psicomágico, que diría Jodorowsky. Nos preocupó que no fuera un acto autoindulgente, como un homenaje a nosotros mismos o a ellas. Con eso no se queda el espectador sino con el hecho de una reflexión sobre la vejez en el mundo europeo».
Jesús reconoce que la opinión general es que es un espectáculo duro, pero que no es pesimista sino «hecho con un humor ácido y liberador». «Refleja las manías o la soledad, pero tratado todo como un juego, un espectáculo en el que hay manipulación de objetos y cómo eso se va convirtiendo en una espacio de sueño, ficticio para la persona que vive. Y es es una de las reflexiones a las que llegamos, que la vejez es como una especie de segunda infancia, con un nivel ficticio y fantástico muy interesante».
Fuente la Voz de Galicia
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