Un equipo internacional ha desarrollado una aplicación de teléfono inteligente para analizar la influencia de los comportamientos morales en la vida cotidiana. El estudio, llevado a cabo con 1.200 voluntarios, revela que este tipo de actos tienen una gran relevancia en la felicidad y en los objetivos vitales de la gente y que los valores morales están moldeados por cuestiones como la ideología, la política y la religión.
Científicos de las Universidades de Colonia (Alemania), Tilburgo (Países Bajos) e Illinois (Chicago, EE UU) han usado una aplicación de smartphone para evaluar cómo influyen los actos morales en la vida cotidiana de las personas.
Los resultados de la investigación, que se publican en el último número de la revista Science, muestran que estos actos tienen consecuencias en cuestiones como el bienestar y en el sentido de la vida.
Previamente a este estudio, las investigaciones sobre el comportamiento moral de los individuos y la distinción entre lo que está bien o mal se llevaba a cabo mediante cuestionarios o experimentos en ambientes artificiales, como laboratorios o con tecnología de imagen biomédica.
En cambio, el equipo dirigido por Wilhelm Hofmann, de la Universidad de Colonia, ha querido estudiar las implicaciones de los actos morales en un ambiente cotidiano fuera del laboratorio.
Los investigadores han desarrollado una app que ha permitido hacer un seguimiento de los actos morales y experiencias de 1.200 voluntarios estadounidenses y canadienses que respondieron a las señales que les enviaba el teléfono cinco veces al día durante tres días, desde donde estuvieran. Los participantes tenían que indicar si habían realizado, habían sido objeto, presenciado o conocido un acto moral o inmoral en la última hora.
Para cada evento moral o inmoral declarados –cuidar en vez de dañar, por ejemplo–, los voluntarios proporcionaron una descripción de la circunstancia y de su emoción asociada. Como era de esperar, la gente fue más proclive a informar sobre la realización de una acción moral que de una inmoral, según los investigadores.
Los voluntarios también se mostraron más predispuestos a aprender de un acto inmoral que de otro moral, un hallazgo que encaja muy bien con las teorías de la ‘función cotilleo’, dice el estudio.
La moral se contagia
El experimento mostró que la ideología política tiene mucha influencia en el tema moral. Por ejemplo, los participantes más progresistas dieron más importancia a los actos relacionados con la justicia e injusticia; mientras que los conservadores se centraron más en los eventos relacionados con la lealtad y deslealtad.
Los investigadores no encontraron evidencias de que las personas religiosas sean más proclives a realizar acciones morales que las que no lo son, aunque sí vieron que los individuos religiosos experimentan emociones más intensas y negativas frente a actos inmorales.
Los participantes que fueron objeto de una acción moral declararon sentirse felices por ello. En cambio, cuando eran ellos los que realizaban este tipo de actos dijeron que les parecía estar cumpliendo objetivos vitales.
Los datos del trabajo respaldan conceptos como contagio moral y autolicencias morales. Las personas que fueron objeto de acciones morales mostraron mayor tendencia a realizar un acto moral más tarde en el mismo día (contagio moral); mientras que las que llevaron a cabo una buena acción al comienzo del día fueron más proclives a cometer un acto inmoral más tarde (moral de autoconcesión de licencias).
Según los autores, el estudio corrobora resultados previos obtenidos en investigaciones de laboratorio sobre la forma en la que el sentido moral se desarrolla en ambientes naturales. Los investigadores indican que los hallazgos sobre contagio moral podrían ser usados en intervenciones de políticas públicas.
Referencia bibliográfica:
Wilhelm Hofmann et al. "Morality in everyday life". Science, 11 de septiembre de 2012
SINC
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