De El Comercio de Ecuador hemos extraido esta noticia.
En el momento existe 1,2 millones de afiliados y 260 000 jubilados y pensionistas de Montepío. Unos 600 000 están registrados como cesantes.Este desbalance entre afiliados y jubilados, entre otras cosas, se debe a la reducción en la tasa de natalidad y mortalidad. En 1942, la esperanza de vida oscilaba en los 48 años. Esta edad permitió que cerca de unos 35 000 afiliados accedan a una jubilación especial reducida. Con este tipo de jubilación sólo se requería tener 45 años de edad y 25 de aportaciones. Pero para el 2001, la esperanza de vida subió a 68 años para el hombre y 72 para la mujer. Esto hizo que la edad mínima de jubilación pase de 45 a 60 años y de 25 a 30 años de aporte. Con este crecimiento en la esperanza de vida, la jubilación especial reducida se convirtió en una carga para el sistema.
Y bajo el principio de solidaridad, las pensiones que se entregan bajo esta categoría son totalmente subsidiadas. Acceder a la jubilación sin haber quedado cesante fue una causa más para que el sistema entre en un mayor déficit. En el momento el Seguro ha cuantificado en el país, 4 249 jubilados activos y 662 jubilaciones por vejez en actividad están en proceso de liquidación. En el sistema también se encuentran afiliados que antes de acceder a la jubilación aportaron sobre salarios irreales.
Cinco años antes de jubilarse, sus mismos patronos empiezan a pagarles aportes sobre el sueldo real y las imposiciones se disparan, sin que el IESS tenga tiempo para capitalizar la pensión. Otros jubilados, incluso han logrado obtener hasta una doble jubilación, lo cual afecta aún más el financiamiento . Frente a ello, hoy es obligatorio que todo trabajador que perciba ingreso con relación de dependencia o sin ella se afilie al IESS.
En el momento existe 1,2 millones de afiliados y 260 000 jubilados y pensionistas de Montepío. Unos 600 000 están registrados como cesantes.Este desbalance entre afiliados y jubilados, entre otras cosas, se debe a la reducción en la tasa de natalidad y mortalidad. En 1942, la esperanza de vida oscilaba en los 48 años. Esta edad permitió que cerca de unos 35 000 afiliados accedan a una jubilación especial reducida. Con este tipo de jubilación sólo se requería tener 45 años de edad y 25 de aportaciones. Pero para el 2001, la esperanza de vida subió a 68 años para el hombre y 72 para la mujer. Esto hizo que la edad mínima de jubilación pase de 45 a 60 años y de 25 a 30 años de aporte. Con este crecimiento en la esperanza de vida, la jubilación especial reducida se convirtió en una carga para el sistema.
Y bajo el principio de solidaridad, las pensiones que se entregan bajo esta categoría son totalmente subsidiadas. Acceder a la jubilación sin haber quedado cesante fue una causa más para que el sistema entre en un mayor déficit. En el momento el Seguro ha cuantificado en el país, 4 249 jubilados activos y 662 jubilaciones por vejez en actividad están en proceso de liquidación. En el sistema también se encuentran afiliados que antes de acceder a la jubilación aportaron sobre salarios irreales.
Cinco años antes de jubilarse, sus mismos patronos empiezan a pagarles aportes sobre el sueldo real y las imposiciones se disparan, sin que el IESS tenga tiempo para capitalizar la pensión. Otros jubilados, incluso han logrado obtener hasta una doble jubilación, lo cual afecta aún más el financiamiento . Frente a ello, hoy es obligatorio que todo trabajador que perciba ingreso con relación de dependencia o sin ella se afilie al IESS.
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