JOAN HUNT
Preside Cudeca (77)
«Nunca pienso en la edad»
Querer es poder. Lo ha demostrado esta mujer de 77 años que ha levantado en Málaga, tras jubilarse como máxima responsable de ocho fábricas británicas con 14.000 empleados, la primera residencia independiente para enfermos oncológicos terminales en España. Y lo ha hecho sola, después de que en 1991, y víctima de un tumor cerebral, muriera su marido Fred, con el que soñó un retiro dorado en la Costa del Sol. Pensó que la atención paliativa era mejorable y en 1992 la modélica Asociación para Cuidados del Cáncer (www.cudeca.org) echaba a andar.
Con 62 años, Joan, descendiente de una devota familia de católicos irlandeses afincada en Londres, daba alas a su anhelo, que hoy se yergue en el municipio malagueño de Arroyo de la Miel. Allí lidera un equipo médico y administrativo apoyado por 450 voluntarios. Nadie diría ante su sonrisa que no se borra nunca que la suya ha sido una vida forjada en la adversidad, desde que a los dos años sufriera una enfermedad ósea que la hizo perder colegio y la obligó a luchar con denuedo. «Dar al máximo -dice- depende de la voluntad, que siempre es un camino por hacer».
«Provengo de una familia muy humilde de nueve hermanos, sin acceso a una formación superior. Además, aquellos años coincidieron con la guerra mundial y las escuelas cerraron. Luego, la formación vino con la multinacional que me contrató -y de la que llegó a ser presidenta-, donde aprovecharon mis cualidades de trabajadora incansable y gran capacidad de organización».
Declara «no creer en la emancipación de la mujer como algo en contra de los hombres, que han asumido una superioridad que no es real; las mujeres tenemos otras cualidades y otros valores, como ser más listas. De ese llamado mundo de hombres adquirí expresiones más duras y que suelto cuando siento frustración».
Y si no pudieron con sus aspiraciones ni su condición femenina ni su enfermedad, la vejez, desde luego, no va a ser un obstáculo. «Nunca pienso en la edad. ¿Qué edad? Las personas que se concentran mucho en este asunto, envejecen». Con Hunt sólo cabe hablar de futuros desafíos. «Uno, hablar español, cuyo desconocimiento me disgusta; otro, asegurar el futuro de Cudeca, sobre el que pesa la incertidumbre económica».Reconocida con la medalla de honor de la Orden del Imperio Británico, Mujer Europea del Año 1997 y la Cruz de Malta, Hunt, que ha hecho de los mejores cuidados a los moribundos la razón de su vida, anuncia que, tras el abandono paulatino de la mujer de su papel de cuidadora, «la provisión de atenciones es cada vez más externa a la familia. Sin duda, se está gestando otra forma de cuidar».
Fuente Ideal Digital
Preside Cudeca (77)
«Nunca pienso en la edad»
Querer es poder. Lo ha demostrado esta mujer de 77 años que ha levantado en Málaga, tras jubilarse como máxima responsable de ocho fábricas británicas con 14.000 empleados, la primera residencia independiente para enfermos oncológicos terminales en España. Y lo ha hecho sola, después de que en 1991, y víctima de un tumor cerebral, muriera su marido Fred, con el que soñó un retiro dorado en la Costa del Sol. Pensó que la atención paliativa era mejorable y en 1992 la modélica Asociación para Cuidados del Cáncer (www.cudeca.org) echaba a andar.
Con 62 años, Joan, descendiente de una devota familia de católicos irlandeses afincada en Londres, daba alas a su anhelo, que hoy se yergue en el municipio malagueño de Arroyo de la Miel. Allí lidera un equipo médico y administrativo apoyado por 450 voluntarios. Nadie diría ante su sonrisa que no se borra nunca que la suya ha sido una vida forjada en la adversidad, desde que a los dos años sufriera una enfermedad ósea que la hizo perder colegio y la obligó a luchar con denuedo. «Dar al máximo -dice- depende de la voluntad, que siempre es un camino por hacer».
«Provengo de una familia muy humilde de nueve hermanos, sin acceso a una formación superior. Además, aquellos años coincidieron con la guerra mundial y las escuelas cerraron. Luego, la formación vino con la multinacional que me contrató -y de la que llegó a ser presidenta-, donde aprovecharon mis cualidades de trabajadora incansable y gran capacidad de organización».
Declara «no creer en la emancipación de la mujer como algo en contra de los hombres, que han asumido una superioridad que no es real; las mujeres tenemos otras cualidades y otros valores, como ser más listas. De ese llamado mundo de hombres adquirí expresiones más duras y que suelto cuando siento frustración».
Y si no pudieron con sus aspiraciones ni su condición femenina ni su enfermedad, la vejez, desde luego, no va a ser un obstáculo. «Nunca pienso en la edad. ¿Qué edad? Las personas que se concentran mucho en este asunto, envejecen». Con Hunt sólo cabe hablar de futuros desafíos. «Uno, hablar español, cuyo desconocimiento me disgusta; otro, asegurar el futuro de Cudeca, sobre el que pesa la incertidumbre económica».Reconocida con la medalla de honor de la Orden del Imperio Británico, Mujer Europea del Año 1997 y la Cruz de Malta, Hunt, que ha hecho de los mejores cuidados a los moribundos la razón de su vida, anuncia que, tras el abandono paulatino de la mujer de su papel de cuidadora, «la provisión de atenciones es cada vez más externa a la familia. Sin duda, se está gestando otra forma de cuidar».
Fuente Ideal Digital
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