Capaces de todo. Así son estas octogenarias del siglo XXI, mujeres al pie del cañón, curtidas en la adversidad, y para las que el trabajo de cada día se ha convertido en un fabuloso elixir de juventud.
DAMAS de hierro, azote de los años. Abrieron brecha, rompieron barreras, sobrevivieron a guerras, conquistaron cimas impensables para las mujeres de hace tres cuartos de siglo, y silenciosamente, casi invisibles, tomaron posiciones, esas que la perseverancia reserva sólo para los mejores.
Hoy, después de tanto vivido y tanto por vivir, allí siguen instaladas en lo más alto y, por supuesto, trabajando. Cuatro de estas pioneras, mujeres de armas tomar, dan testimonio de su anchísima experiencia femenina, nos confían sus anhelos y opinan de esta sociedad cambiante con la que también les ha tocado bregar y que pierde tanto tiempo, tanto, en dirimir cuitas con cuotas y repartos de papeles mientras prejubila antes de los cincuenta a buena parte de su ciudadanía, que tanto ha costado formar. Lo que para tales damas es simple y llanamente una burrada
DAMAS de hierro, azote de los años. Abrieron brecha, rompieron barreras, sobrevivieron a guerras, conquistaron cimas impensables para las mujeres de hace tres cuartos de siglo, y silenciosamente, casi invisibles, tomaron posiciones, esas que la perseverancia reserva sólo para los mejores.
Hoy, después de tanto vivido y tanto por vivir, allí siguen instaladas en lo más alto y, por supuesto, trabajando. Cuatro de estas pioneras, mujeres de armas tomar, dan testimonio de su anchísima experiencia femenina, nos confían sus anhelos y opinan de esta sociedad cambiante con la que también les ha tocado bregar y que pierde tanto tiempo, tanto, en dirimir cuitas con cuotas y repartos de papeles mientras prejubila antes de los cincuenta a buena parte de su ciudadanía, que tanto ha costado formar. Lo que para tales damas es simple y llanamente una burrada
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