La ceremonia de apertura de los Juegos de Londres constituyó un cinematográfico y musical espectáculo, en el que su creador, Danny Boyle, hizo un pormenorizado repaso a toda la cultura británica, tras el cual la reina Isabel II pronunció las tradiciones palabras: "declaro oficialmente abiertos los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna".
Sorpresas y novedades
La fiesta, de casi cuatro horas de duración, tuvo tres partes: la artística, la del desfile y la protocolaria. Las dos últimas se distinguieron poco de las ceremonias anteriores, pero la primera fase fue una auténtica maravilla, desarrollada en 80 minutos. Acabó justo cuando pudo empezar a hacerse larga.
Al fin se desvelaron todos los secretos y el acto fue una sucesión de sorpresas, como los del propio espectáculo, o la novedad del portador del último relevo de la llama olímpica, que en realidad fue un grupo de jóvenes designados por los que hubiesen sido candidatos a hacer ese último relevo.
Ellos, en representación de todos los campeones británicos de la historia, fueron los encargados de encender un original pebetero de 204 piezas, y la propia ubicación de este, en el centro del estadio. Y momentos muy emotivos, como la aparición del gran Muhammad Ali para entregar simbolicamente la bandera olímpica.
Historia de los encendidos del Pebetero Olímpico
El nacimiento de la flama olímpica es el momento cúspide de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos y también el secreto mejor guardado.
Para Londres es tanto el hermetismo sobre el encendido, que no se sabe donde estará colocado el pebetero pues no hay estructura alguna que indique dónde arderá la llama.
Para Londres es tanto el hermetismo sobre el encendido, que no se sabe donde estará colocado el pebetero pues no hay estructura alguna que indique dónde arderá la llama.
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