Los ingenieros de la NASA no han logrado reparar una pieza averiada que es necesaria para apuntar el observatorio con precisión.
La agencia busca ahora otros objetivos científicos que pueda cumplir en sus condiciones
El cazaplanetas extrasolares, el telescopio Kepler de la NASA, no puede seguir observando el cielo en busca de mundos similares a la Tierra en órbita de estrellas similares al Sol. Una pieza esencial para apuntar con alta precisión el observatorio espacial se averió el pasado mes de mayo y los intentos que han hecho desde entonces los ingenieros para recuperar las capacidades del Kepler no han dado el resultado deseado. Los responsables del telescopio han anunciado hoy que finaliza oficialmente la búsqueda de planetas extrasolares tipo Tierra al tiempo que abren una fase de propuestas acerca de otros objetivos científicos que el observatorio pueda cumplir con sus capacidades técnicas mermadas.
El Kepler, con un coste de 450 millones de euros, fue lanzado al espacio en marzo de 2009 y está girando alrededor del Sol en una órbita muy parecida a la terrestre. Ha descubierto 3.548 candidatos a ser planetas extrasolares, de los cuales se han confirmado hasta el momento 135. Así que el resultado científico obtenido es muy satisfactorio, pero la avería deja a los astrónomos con la miel en los labios después de que la NASA, antes de finalizar los tres años y medio de funcionamiento previstos, aprobara la prórroga de la misión hasta 2016.
La pieza averiada es una rueda de reacción para orientar el telescopio, que empezó a sufrir una excesiva fricción hasta el punto de que, el pasado mes de mayo, el telescopio, se puso automáticamente en modo de seguridad, manteniendo sus constantes vitales pero sin operar. Para apuntar el telescopio con la alta precisión necesaria en la búsqueda de exoplanetas tipo Tierra hacen falta tres de esas ruedas y el aparato lleva cuatro, pero la primera ya falló hace un año y los ingenieros no han logrado recuperar su funcionamiento correcto. La alternativa es, a partir de ahora, orientar el Kepler con las dos ruedas restantes y la ayuda de los pequeños propulsores que lleva, hasta que se acabe el combustible.
Las averías de ruedas de reacción son relativamente corrientes en los artefactos espaciales (en el telescopio Hubble los astronautas han cambiado todas), pero justo las que se instalaron en el Kepler ya habían dado problemas en otros satélites de la NASA e incluso se enviaron a la fábrica (Ithaco Space System) para revisarlas antes del lanzamiento del observatorio, según informó Nature en mayo. Las modificaciones que se hicieron en ellas parecían satisfactorias y, además, no daba tiempo a cambiarlas por las de otro fabricante si no se quería retrasar demasiado la misión.
El Kepler necesita una visión extremadamente aguda para detectar la presencia de planetas tipo Tierra en torno a otras estrellas (su cacería se delimitó en torno a 150.000 astros similares al Sol). Utilizaba la técnica denominada de tránsito, es decir, medía la ligerísima caída del brillo de un astro cuando se cruza, en la línea de visión de la Tierra, un planeta que tenga en órbita. “El Kepler ha hecho descubrimientos extraordinarios encontrando exoplanetas, incluidas varias supertierras en la denominada zona habitable [a una distancia de su estrella en la que podría haber agua en estado líquido]”, ha dicho John Grunsfeld, subdiretor de las misiones científicas de la NASA. Y ha recalcado que, como quedan muchos datos por analizar, tomados antes de la avería, todavía pueden producirse hallazgos descollantes.
Los ingenieros van a seguir estudiando cómo modificar la operación del telescopio para realizar operaciones científicas controlando el apuntado con las dos ruedas de reacción operativas y los propulsores, según han explicado los responsables de la NASA. Mientras tanto, se verá que ciencia se puede hacer con sus capacidades mermadas.
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