Imagen de Jean Renoir y carteles de varias películas
Hijo del pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir, Jean Renoir (1894-1979) entró en el cine en el período muo, con películas como Nana (1926), adaptación de la novela de Emile Zola, Charleston (1927) y La pequeña cerillera (La petite marchande d'allumettes, 1928), inspirada en un cuento de Andersen. Con estas obras, el autor se inscribía, ya desde sus comienzos, en la tradición realista francesa, aunque en esta primera etapa deja entrever una cierta influencia vanguardista.
Renoir rueda a los actores en su ambiente, sin trucos ni técnicas de estudio, con una maravillosa sensibilidad para la realidad física de los objetos y su medio. Su estilo, de apariencia neutral, es como una energía interna en la narración que actúa y organiza todos los elementos sin alterarlos. Su mirada selecciona y compone la realidad sin transformarla.
Renoir utilizó -antes que Orson Welles- lentes que mantenían en foco los objetos en profundidad, y utilizó la puesta en escena para seguir a los personajes con tomas largas, cambiando el cuadro, consiguiendo una unidad de espacio y de acción y también una ambigüedad rica en significados.
Escenas de: La chienne (izq.), El crimen de Mr. Lange (centro) y La regle du jeu
Etapa de Plenitud
Con la llegada del sonoro la obra de Renoir alcanzó su plenitud expresiva a través de sus rigurosos retratos sociales de tipos y de ambientes sórdidos en La golfa (La chienne, 1931), de las zonas rurales francesas enToni (1934), del universo nostálgico y hedonista de la burguesía francesa en Una partida de campo (Une partie de campagne, 1936), cinta en la que, además, rinde homenaje a la obra pictórica de su padre.
Dentro de la ideología del Frente Popular se inscriben sus obras El crimen de Monsieur Lange (Le crime de Monsieur Lange, 1935) y el documental de propaganda del Partido Comunista La vie est à nous (1936). En esta línea de compromiso social, aunque desde una perspectiva más idealista, destaca el alegato pacifista La gran ilusión (La grande illusion, 1937), que es a la vez un agudo análisis de las clases sociales. Su profundoa vena realista dio obras como Bajos fondos (Les Bas-Fonds, 1936) y La bête humaine (1938).
Antes de iniciar su exilio estadounidense, realizó la más original de sus películas, La regla del juego (3) (La règle du jeu, 1939), que retrataba en clave de vodevil el mundo de las apariencias que regía las capas más altas de la sociedad francesa. La película no fue comprendida en su momento y supuso un completo fracaso comercial.
Escenas de: Partie de campagne (izq.), Marsellesa (centro) y Gran ilusión (dcha.)
Etapa Americana
En Hollywood realizó durante los años 40 cinco películas, tres de ellas para los grandes estudios. Sin embargo, las que reflejan la personalidad del autor de manera más viva son sus producciones independientes: El hombre del sur (The Southerner, 1945), retrato de la miseria de los trabajadores agrícolas cuya exhibición fue prohibida en todos los Estados sureños, y Memorias de una doncella (Diary of a Chambermaid, 1946).
Cartel de The Southerner y escenas de Memorias de una doncella y El río
Etapa Final
Con su siguiente película, El río (4) (The River, 1950), un relato humanista y reflexivo rodado en la India, abandonará el carácter combativo de su obra anterior. Esta película tuvo una importante influencia en el cine posterior de la India y, especialmente, en su gran pionero Satyajit Ray, que fue ayudante de Renoir. A su última etapa europea corresponden obras románticas y hedonistas, como French-Cancan (1954) y Elena y los hombres (Eléna et les hommes, 1956), y ejercicios de experimentación como La carroza de oro (La carrozza d'oro, 1952) y Almuerzo sobre la hierba (Le Déjeneur sur l'herbe, 1959).
Al encontrarse cada vez con mayores dificultades para producir su películas, se dedicó a la televisión y a escribir. En 1970 se trasladó a Estados Unidos donde falleció en 1979.
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