Investigadores británicos destapan una trama que introdujo ilegalmente tabaco desde Bulgaria entre 1975 y al menos 2010
Investigadores británicos acaban de destapar una red de contrabando de millones de cigarrillos en la UE que implica a grandes tabaqueras como Philip Morris (fabricante de Marlboro, Chesterfield, L&M y Next) y British American Tobacco (Lucky Strike, Pall Mall, Dunhill y Kent). La trama habría funcionado desde 1975 hasta al menos 2010, según revelan entrevistas y documentos internos de la industria analizados por el Grupo de Control del Tabaco de la Universidad de Bath. Los cigarrillos entraban en el continente por Bulgaria, país de la UE desde 2007, y desde allí se trasladaban en ocasiones a otros países, como Italia y Turquía.
La fórmula no es nueva. Las autoridades españolas interceptaron en 1998 un barco con el que R. J. Reynolds, fabricante de Winston y Camel, pretendía introducir 80 millones de cigarrillos de contrabando en la UE. Bruselas denunció en 2000a esta y a otras tabaqueras ante los tribunales de EEUU tras constatar que estaban metidas hasta el corvejón en el comercio ilegal.
“Pese a esta implicación documentada en el contrabando de tabaco, encontramos evidencias de que las multinacionales tabaqueras parecen exagerar ahora la escala del comercio ilícito de tabaco con el fin de convencer a los políticos, a los expertos en salud pública y a la prensa de que los impuestos sobre el tabaco conducen al contrabando”, ha denunciado en un comunicado Valeria Skafida, una de las investigadoras que ha destapado el escándalo.
Informes cocinados
Según sus conclusiones, las tabaqueras airean ahora informes, cocinados con cifras infladas de contrabando de tabaco en Bulgaria, para que el Gobierno búlgaro baje los impuestos al tabaco. Skafida y su equipo subrayan que subir los impuestos de los cigarrillos es uno de los métodos más efectivos para reducir el consumo, que ha matado a más de 100 millones de personas en el siglo XX y amenaza con matar a otros 1.000 millones en el siglo XXI, según la OMS.
Además, destacan los científicos, las tabaqueras mienten, ya que estudios anteriores han mostrado que un precio alto de las cajetillas no está relacionado con el aumento del contrabando de tabaco. Sus resultados se publican en la revista Tobacco Control, editada por la Asociación Británica de Médicos.
Los autores han entrevistado a funcionarios del Ministerio de Sanidad búlgaro y han analizado 1.620 de los más de 14 millones de documentos internos de la industria tabacalera almacenados en una web de la Universidad de California en San Francisco y desclasificados por orden judicial. Uno de ellos, elaborado en 1992 por el fabricante de Lucky Strike, señala que “[en Bulgaria] debido a los altos impuestos sobre los cigarrillos y el alcohol importados, [...] la mayoría de los importadores usan la fachada del duty free[tiendas libres de impuestos] para importar productos y evitar pagar todos los impuestos”.
Tabaco que se esfuma
Los documentos, sobre todo de Philip Morris y British American Tobacco, muestran que las supuestas importaciones para las tiendas duty free se usaban para facilitar el contrabando de tabaco dentro de Bulgaria. En 1996, el entonces viceministro de Finanzas búlgaro, Bisser Slavkov, denunció que los cigarrillos importados para la venta libre de impuestos se esfumaban. “Simplemente desaparecen”, declaró, afirmando que de 2.000 toneladas de cigarrillos importados sólo 150 habían sido declaradas en la aduana.
Tras la denuncia de Bruselas en 2000, la Comisión Europea llegó a acuerdos legales con Philip Morris International en 2004, con Japan Tobacco International en 2007 y con Imperial Tobacco y British American Tobacco en 2010. Mediante estos acuerdos, las grandes tabaqueras se comprometían a abstenerse de participar en el comercio ilegal de sus productos y a no facilitarlo.
Los investigadores de la Universidad de Bath sospechan que estos compromisos valen menos que una colilla. “Es peligroso asumir que la industria del tabaco ya no está implicada en un comercio que fue central en su estrategia de negocio”, advierte en el comunicado la directora del Grupo de Control del Tabaco, Anna Gilmore.
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