Quito, 15 nov (EFE).- (Imagen: César Muñoz Acebes)
Los actualmente enamorados, los que tuvieron un amor y se les escapó, y los que lo quieren encontrar recibieron anoche una dosis de inspiración de la voz del cantante José Luis Perales, quien llenó de suspiros un teatro de Quito.
Unas luces, pocas, unos músicos, también pocos, y un hombre canoso vestido enteramente de negro dieron un espectáculo sobrio, sin teatralidad, de acordes y palabras simples.
Perales cantó, como él hace, al amor, o más bien al desamor, las despedidas y las esperas, ante personas que, como él, probablemente también soñaron en algún momento con sirenas y buscaron caracolas, para parafrasear una de sus canciones.
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