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Gabriela Mistral
Premio Nacional de Literatura 1951
Lucila Godoy Alcayaga nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña y murió el 10 de enero de 1957 en Nueva York, Estados Unidos.
El año 1903 comenzó a trabajar como maestra en la escuela del pueblo de La Compañía Baja, sector cercano a La Serena. Tuvo la intención de formarse como docente en la Escuela Normal de Preceptoras de La Serena, pero su solicitud fue rechazada debido a las columnas y artículos que publicaba en aquellos años en el periódico "El Coquimbo". Sin embargo continuó dedicándose a la enseñanza y colaborando para otros medios de comunicación como "La voz del Elqui".
En 1910 rindió un examen en la Escuela Normal Nº1 de niñas de Santiago y obtuvo el título de maestra. Posteriormente se desempeñaría como profesora en distintas localidades de Chile como Traiguén, Antofagasta, Los Andes y Temuco, ciudad donde conoció a Pablo Neruda.
De Lucila a Gabriela Mistral
Su primer gran éxito literario fuera del ámbito regional ocurrió el 12 de diciembre de 1914, cuando obtuvo la más alta distinción en los Juegos Florales de Santiago porsus "Sonetos de la Muerte". A partir de entonces comenzó a utilizar el seudónimo de Gabriela Mistral.
Asumió como Directora del Liceo de niñas de Punta Arenas en 1918.
En 1922 el gobierno mexicano le ofreció participar en el diseño de un nuevo programa educativo dirigido por el filósofo y ministro de educación, José Vasconcelos. Ese mismo año publicó "Desolación".
Volvió al país en 1923, fecha en que la Universidad de Chile decidió otorgarle el título de profesora de Castellano.
Sus años en Europa
En 1924 realizó su primer viaje por Europa y se publicó su segundo libro de poesía, llamado "Ternura". Ese año dictó además una conferencia en la Universidad de Columbia sobre su experiencia en la Reforma Educacional en México.
El Gobierno de Chile la distinguió con una jubilación por decreto-ley, como caso excepcional en mérito a sus trabajos literarios.
Fue nombrada "Hija predilecta de la ciudad de Viña del Mar" en 1925. Al año siguiente asumió como secretaria de una de las secciones de la Liga de las Naciones y ocupó la secretaría del Instituto de Cooperación Internacional, de la Sociedad de las Naciones, en Ginebra.
En 1932, Gabriela Mistral fue designada cónsul particular de libre elección y se trasladó a Génova, Italia.
El gobierno chileno aprobó en 1935 una ley especial por la que se le concedió el cargo consular de modo vitalicio, iniciativa promovida por un grupo de intelectuales europeos entre los que se encuentran Miguel de Unamuno, Romain Rolland, Ramiro de Maeztu y Maurice Maeterlinck entre otros. Al año siguiente se radicó en Lisboa, Portugal.
En 1938 publicó su tercer poemario, "Tala".
El Nobel de Literatura
En 1939 la escritora ecuatoriana Adelaida Velasco Galdós encabezó una campaña para la candidatura de la poetisa al Nobel, iniciativa que se concretó en 1945 cuando la Academia Sueca la distinguió con el Premio Nobel de Literatura.
Luego Francia le concedió la Legión de Honor, se le nombró Doctor Honoris Causa de la Universidad de Florencia y fue distinguida con la medalla Enrique José Varona de la Asociación Bibliográfica y Cultural de Cuba. En 1947 recibió del Mills College de California el Doctorado Honoris Causa.
Durante estos años se desempeñó como consul en Los Ángeles, Estados Unidos, México y Nápoles, Italia.
En 1951, y tras recibir el Premio Nacional de Literatura en Chile, destinó los recursos de esta distinción a los niños sin recursos que vivían en el valle de Elqui.
En 1954 la Universidad de Columbia le otorgó el Doctorado Honoris Causa por su brillante trayectoria y su contribución a la literatura.
Vuelta a Chile
Luego de 16 años de ausencia, Gabriela Mistral volvió a Chile. Recibió el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Chile y ofreció un recital poético en el Estadio Nacional.
Tras su muerte en 1957, sus restos fueron trasladados desde Estados Unidos a Chile, donde se decretaron tres días de duelo. Su velatorio se realizó en el Salón de Honor de esta Casa de Estudios.
En 1967 la editorial Pomaire de Santiago de Chile publicó su obra póstuma "Poema de Chile".
Fuente: Sitio Cultural Gabriela Mistral y Memoria Chilena
Fotografías: Archivo Central Andrés Bello
Fotografías: Archivo Central Andrés Bello
I. DESOLACIÓN
La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde
me ha arrojado la mar en su ola cae salmuera.
La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde.
me ha arrojado la mar en su ola cae salmuera.
La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde.
El viento hace a mi casa su ronda de sollozos
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir inmensos ocasos dolorosos.
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir inmensos ocasos dolorosos.
¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido
si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto
crecer entre sus brazos y los brazos queridos!
si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto
crecer entre sus brazos y los brazos queridos!
Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto
vienen de tierras donde no están los que son míos;
sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos
y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.
vienen de tierras donde no están los que son míos;
sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos
y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.
Y la interrogación que sube a mi garganta
al mirarlos pasar, me desciende, vencida:
hablan extrañas lenguas y no la conmovida
lengua que en tierras de oro mi vieja madre canta.
al mirarlos pasar, me desciende, vencida:
hablan extrañas lenguas y no la conmovida
lengua que en tierras de oro mi vieja madre canta.
Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;
miro crecer la niebla como el agonizante,
y por no enloquecer no cuento los instantes,
porque la noche larga ahora tan sólo empieza.
miro crecer la niebla como el agonizante,
y por no enloquecer no cuento los instantes,
porque la noche larga ahora tan sólo empieza.
Miro el llano extasiado y recojo su duelo,
que vine para ver los paisajes mortales.
La nieve es el semblante que asoma a mis cristales;
¡siempre será su albura bajando de los cielos!
que vine para ver los paisajes mortales.
La nieve es el semblante que asoma a mis cristales;
¡siempre será su albura bajando de los cielos!
Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada
de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;
siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,
descenderá a cubrirme, terrible y extasiado.
de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;
siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,
descenderá a cubrirme, terrible y extasiado.
III. TRES ÁRBOLES
Tres árboles caídos
quedaron a la orilla del sendero.
El leñador los olvidó, y conversan,
apretados de amor, como tres ciegos.
El sol de ocaso pone
su sangre viva en los hendidos leños
¡y se llevan los vientos la fragancia
de su costado abierto!
su sangre viva en los hendidos leños
¡y se llevan los vientos la fragancia
de su costado abierto!
Uno, torcido, tiende
su brazo inmenso y de follaje trémulo
hacia otro, y sus heridas
como dos ojos son, llenos de ruego.
su brazo inmenso y de follaje trémulo
hacia otro, y sus heridas
como dos ojos son, llenos de ruego.
El leñador los olvidó. La noche
vendrá. Estaré con ellos.
Recibiré en mi corazón sus mansas
resinas. Me serán como de fuego.
¡Y mudos y ceñidos,
nos halle el día en un montón de duelo!
vendrá. Estaré con ellos.
Recibiré en mi corazón sus mansas
resinas. Me serán como de fuego.
¡Y mudos y ceñidos,
nos halle el día en un montón de duelo!
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