"Hay menos contacto, más distancia... poca gente nos da dinero". Quien habla se hace llamar Taofik y ha pasado los últimos doce años en las calles de París. Su amigo Laurent ha pasado diez años en las mismas circunstancias. Ambos saben bien que es difícil sobrevivir para un sintecho en tiempos del coronavirus. Y es que las personas sin hogar se encuentran entre las comunidades más vulnerables a la pandemia, que mantiene a decenas de millones de franceses encerrados en sus casas. Organizaciones como la Cruz Roja Francesa han redoblado sus esfuerzos para que no se queden en el vagón de los olvidados:
"Usamos mascarillas, usamos guantes", explica un voluntario llamado Maxime al que vamos a acompañar en su tarea por un barrio de París distribuyendo alimentos y realizando controles médicos:
"Están en una situación desesperada. No es fácil. No hacemos mucho, pero algo es algo...", se consuela Maxime.
La mayoría de los sintecho son conscientes de lo que es la Covid-19 y de los peligros que corren al estar en la calle:
"Es una enfermedad grave", afirma uno al ser preguntado.
¿Tienes miedo?, le cuestiona una voluntaria.
¡Como todo el mundo! Pero no tenemos otra opción, señora", zanja.
"Para evitar que a la emergencia de salud pública se sume una emergencia humanitaria, la Cruz Roja está hoy comprometida en todos los frentes, con todos sus voluntarios y trabajadores sociales, en todo el territorio", explica Jean-Christophe Combe, director general de Cruz Roja Francia.
Los voluntarios del servicio de atención telefónica de la Cruz Roja no dan abasto.
Este servicio recibe llamadas de personas de toda Francia que necesitan que se les entreguen medicamentos o alimentos, o simplemente alguien con quien hablar. En la primera semana, estos operadores registraron más de 31.000 llamadas.
"Llamas aquellos sin familia, sin vecinos, aquellos que son frágiles ante la epidemia porque son mayores de 70 años o tienen enfermedades crónicas... sabíamos que necesitábamos intervenir entre aquellos que están en completo aislamiento social", apunta Simon Cahen, vicedirector de los voluntarios de Cruz Roja Francia.
Los tiempos excepcionales requieren medidas excepcionales
"Creo que ni los hospitales, ni las fuerzas de socorro, por sí solos, pueden responder a una crisis de esta magnitud. Creo que sólo la movilización de todos los miembros de la sociedad, ciudadanos, empresas, comunidades, puede hacer frente a esto", sentencia Jean-Christophe Combe.
Más allá de ser una emergencia de salud pública, la pandemia de la COVID-19 se ha convertido en una prueba de solidaridad para todos los pueblos del mundo.
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