Envuelta en medidas de seguridad y expectación, la cumbre en Alaska entre los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladímir Putin, para hablar de la guerra en Ucrania sin Ucrania echa a rodar este viernes en la base aérea de Elmendorf-Richardson, con el futuro del país ocupado en juego. El estadounidense no lo oculta: quiere ser quien consiga la paz entre Ucrania y Rusia. Cree firmemente en que es la única persona que puede conseguirlo, y se aferra a su relación personal con el ruso como argumento para ello.
El avión del Gobierno ruso ha aterrizado en el aeropuerto de Anchorage, la capital de Alaska, y todavía no está claro si abordo del mismo va Vladímir Putin, cuya llegada estaba programada para dentro de una hora. A las 21.30 (hora en la España peninsular) de este viernes se reunirá con su homólogo estadounidense, Donald Trump, para discutir una posible vía para poner fin al conflicto en Ucrania. El republicano recibirá al jefe del Kremlin al bajar del avión y está previsto que la reunión dure al menos seis horas.
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