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Depresión y trastorno sexual… ¿conflictos para el adulto mayor?

La Habana, Cuba.- ¿Existen razones para asociar la vejez con los estados depresivos? ¿Puede significar la vejez una declinación de algunas o de todas las funciones y expectativas que, en gran medida, mantienen encendida la llama del deseo?


El llamado Síndrome depresivo se caracteriza por un estado de tristeza profunda que afecta la totalidad de la vida psíquica, física y de relación de la persona adulta mayor, y está acompañado --en mayor o menor medida--, por síntomas de inhibición o angustia. Así, la depresión constituye uno de los típicos trastornos en los que existe una personalidad con predisposición, y puede ser desencadenada a partir de la pérdida de seres queridos, amistades, bienes, estatus o salud.


Generalmente, la frustración u hostilidad que provoca esa pérdida se vuelve hacia el propio paciente en lugar de dirigirse hacia el objeto de la frustración. Este enojo contra sí mismo se presenta bajo la forma de sentimientos de culpa y reducción de la autoestima.


Si los cambios propios de la vejez son vividos como una pérdida por personas predispuestas a la depresión, sus síntomas podrán aparecer en esta etapa de la vida. Esos cambios pueden estar dados, por ejemplo, por mostrar menos independencia como consecuencia de problemas físicos o pérdida de la pareja; cansancio a pesar de la falta de actividad habitual; trastornos del sueño; deseos de estar solo o de huir de la compañía de las personas; inquietud o desasosiego sin motivo alguno, y descenso en la autoestima y sentimientos de culpa, entre otros motivos. Incluso, en algunos casos, surgen deseos de terminar con la propia vida. Según especialistas casi el 70% de los suicidas presentan síntomas depresivos.


Aunque los viejos –en ocasiones-- hablan de sus problemas emocionales, el trabajo interdisciplinario de facultativos y psicólogos logra excelentes resultados. Es aquí donde quizá se hace necesaria la recomendación por parte de personas cercanas --ya sean familiares, amigos o vecinos--, pero esto no ocurrirá a menos que estén muy atentos a los cambios anímicos del adulto mayor, y no minimicen los síntomas pensando que son sólo achaques de la edad.


Algunos síntomas de enfermedades físicas propias de la llamada tercera edad pueden ser confundidas con estados depresivos. Las alteraciones del sueño, la pérdida de apetito, o el cansancio crónico pueden responder, por ejemplo, a cardiopatías. La distracción y pérdida de memoria es otro caso típico, pudiendo confundirse con signos de demencia senil.


A la par con esta situación existen criterios, completamente erróneos, que plantean que la actividad sexual amorosa desaparece después de los sesenta años de edad, por lo que todo lo concerniente a desear o hacer en materia sexual no es natural, fisiológico, moral, o socialmente bien visto. Tampoco deben olvidarse algunos mitos y falsas creencias como son, entre otros: “Con la menopausia, la mujer concluye su vida sexual y amorosa; igual ocurre con la andropausia en el hombre” ó “Las personas mayores no son sexualmente deseables…”


Algunos padecimientos físicos y mentales a la vez que factores sociales como el que la iniciativa sexual deberá partir siempre del hombre –criterio que minimiza el papel social y reproductivo de la mujer--, el status jubilación que, para algunos, es el fin de todo, o el qué pensarán…pueden influir también negativamente en la vida amorosa de una pareja adulta mayor.


Las instituciones de Salud de Cuba, en especial, las relacionadas con la especialidad de Geriatría, tienen muy en cuenta que el envejecimiento constituye un proceso fisiológico, no una enfermedad. Como en esta etapa de la vida se profundiza en los criterios realidad y experiencia en la vida amorosa, se toma entonces una mayor conciencia de lo que puede hacer sexualmente una pareja adulta mayor con la única finalidad de brindar y recibir placer.


A esto se añade algo muy importante y es que cuanto más preserve una persona su salud desde joven –cero tabaquismo, reducir el consumo de bebidas alcohólicas y de medicamentos sin prescripción facultativa--, y realice más ejercicios físicos, a la vez que elimine una serie de tabúes y mitos que dificulten su educación en general, llegará a ser (de seguro), un adulto mayor sin inconvenientes funcionales en el aspecto sexual.


Asimismo están las motivaciones que provocan interés, entusiasmo y deseos de vivir pues en todas ellas se aprende, y el ser humano recibe impactos que constituyen el comportamiento que comienza en la infancia, continúa en la adolescencia y alcanza mayor fuerza en la edad adulta hasta la vejez.


Radio Rebelde

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