Algo de música para recordar a Yo-Yo Ma, que nació en un día como hoy, pero del año 1955. Bach Cello Suite No.1 in G Major

 

Las seis suites para violonchelo solo de Bach ocupan un lugar especial en el repertorio tanto para el intérprete como para el oyente. Los violonchelistas consideran las suites como piedras de toque sagradas para su arte instrumental, que exige lo máximo en técnica, interpretación y expresión, lo que requiere años, si no toda una vida, para dominarlas. Los oyentes atesoran una paleta sonora única que presenta la sonoridad cálida, profunda y amaderada del violonchelo solista íntimo tan cerca de la voz humana natural que presenta una colección de historias cortas musicales ricas en diseños elegantes, emociones de amplio alcance y reflexiones trascendentes. Una interpretación completa de las seis suites permite una inmersión total: aclimatarse, ceder y expandirse en la asombrosa diversidad de lo que a primera vista podría parecer limitado por sus medios mínimos, su cruda simplicidad. Al igual que muchos conjuntos completos de música de Bach, las suites parecen abarcar todo un universo de posibilidades, un mundo en un grano de arena, la eternidad en una hora.

Bach compuso las suites para violonchelo alrededor de 1720, al mismo tiempo (y probablemente antes) que escribió las igualmente asombrosas seis partitas y sonatas para violín solo. Durante estos años, de 1717 a 1723, Bach fue empleado como maestro de capilla del príncipe Leopoldo en la corte de Anhalt-Köthen (Cöthen). El príncipe Leopoldo era un amante de la música que también conservaba un talentoso grupo de músicos de orquesta y de cámara adecuados para las mejores inspiraciones de Bach. Inusualmente libre de las demandas de música religiosa típicas de sus otros empleadores, bajo el príncipe Leopoldo, Bach compuso algunas de sus mejores músicas instrumentales seculares durante estos años, incluidos los Conciertos de Brandeburgo, el primer libro del Clave bien temperado y, por supuesto, las suites para violonchelo y violín. No podemos fechar con precisión las suites porque nunca ha aparecido un manuscrito de la propia mano de Bach. Existe un manuscrito de su segunda esposa, Ana Magdalena, así como un manuscrito posiblemente anterior del organista y amigo Keller (c.1726). Parece que las suites no se publicaron oficialmente hasta 1824 (en París), al menos cien años después de que Bach las compusiera y, aun así, se consideraban en gran medida como ejercicios o estudios para consumo privado, ciertamente no para la interpretación pública. De hecho, en este momento de la historia, el propio Bach habría sido considerado una oscuridad anticuada conocida sólo por ciertos músicos profesionales, como Felix Mendelssohn, que se atrevería a montar una interpretación "debut" de la Pasión según San Mateo unos años más tarde.

Las suites languidecieron casi en la oscuridad hasta que un estudiante catalán de violonchelo de 13 años llamado Pablo Casals descubrió una copia impresa en una librería de segunda mano en Barcelona en 1890. Casals comenzó una obsesión de por vida con las suites, practicándolas durante más de una década antes de presentarlas en público. Casals tardaría casi medio siglo después de su descubrimiento en grabar las suites: realizadas entre 1936 y 1939, las grabaciones de Casals finalmente introdujeron las suites para violonchelo al mundo en general, estableciéndolas firmemente en el repertorio de obras maestras. Hoy en día, hay cientos de ediciones impresas y varias docenas de grabaciones de los más grandes violonchelistas del mundo. De hecho, al igual que gran parte de la extraordinaria música "absoluta" de Bach que aparentemente trasciende cualquier instrumentación en particular, las suites han sido transcritas y grabadas para una amplia gama de instrumentos y conjuntos.

Texto tomado de Kai Christiansen en Sentido del Oído