Organismos sociales de Nicaragua implementan un programa para incentivar a los jóvenes pandilleros a dejar atrás el crimen y la violencia.
Tras el fracaso de las políticas de mano dura en el llamado Triángulo Norte Centroamericano, que integran Guatemala, El Salvador y Honduras (país que registra los mayores niveles de violencia en el mundo tan solo superado por las zonas en guerra) ha comenzando a permear una idea para 'darle la vuelta' a esta problemática. Y es que una vez que abandonan sus pandillas, los jóvenes podrían difundir sus experiencias como ejemplo para que otros se animen a salir del círculo vicioso de las bandas.
Pese a que Nicaragua no forma parte de este "triángulo vicioso", en los barrios pobres de la ciudad de Managua la violencia es cada vez más preocupante. Sobre todo la que involucra a distintas pandillas que se disputan el territorio.
Sin embargo, y pese a lo limitado de sus recursos, distintos organismos ya están trabajando para que este fenómeno no adquiera la gravedad que presenta en otros países como Guatemala o El Salvador.
Una de estas entidades es la fundación Nicaragua Nuestra. La institución colabora con las autoridades ministeriales y la policía, generando una política integral para que estos chicos abandonen las pandillas.
Según Claudia Paniagua, directora ejecutiva de la fundación Nicaragua Nuestra, en los países del norte creyeron en la mano dura, en golpear a estos jóvenes. “Nosotros creemos que hay que tenderles las manos y ofrecerles un cambio de vida para que ellos no busquen el crimen organizado”, asegura.
Trabajan con más de 400 personas en riesgo social. Y la idea es que una vez que salen de las pandillas sean un ejemplo que pruebe que es posible dejar atrás la violencia.
“En la medida que se vaya impactando con ellos, y ese es el trabajo que hay que hacer, ellos pueden ir reproduciendo eso”, dice Mario Alberto Solórzano, facilitador de la fundación Nicaragua Nuestra. “Casi que es automático, así como están reproduciendo un modelo que han visto desde que son pequeños, aquí se pretende lo mismo, pero es un trabajo más costoso porque estamos entrando sobre algo ya puesto, algo ya establecido en sus vidas”, añade.
Cifras que hablan por sí mismas
En su informe presentado en julio ante XLI Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Mundial afirmó que las empresas centroamericanas dedican anualmente el 3.7 por ciento del total de sus ventas a gastos de seguridad o a reposición de objetos robados.
En el istmo hay cerca de 254,000 guardias de seguridad privada, mientras que el número de policías asciende apenas a 89,000. Los países centroamericanos gastan cerca del 8% de su producto interno bruto para combatir la violencia
Articulo completo en:http://actualidad.rt.com/actualidad/america_latina/issue_32702.html
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