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Los anzuelos de los primeros 'sapiens' pescadores

Uno de loas anzuelos realizados con conchas en el Pleistoceno. | 'Science'


  • Encuentran en una cueva de Timor Oriental más de 40.000 restos de peces
  • La tecnología pesquera ayudó a la especie a llegar a Australia



La colonización del ser humano moderno de las lejanas tierras de Australia está rodeada de incógnitas, aunque existen muchas pruebas, paleontológicas y genéticas, de que hace 50.000 años la especie ya era que cruzar las largas distancias marítimas que separan a este continente. El hallazgo, en la lejana isla de Timor Oriental, de restos de grandes peces y anzuelos revela que aquellos antepasados ya eran grandes pescadores, capaces de hacer sus capturas en aguas muy profundas, alejadas de la costa.

Los paleontólogos descubrieron hace pocos años, en unos yacimientos en Gibraltar, que los neandertales aprovechaban, hace 28.000 años, los recursos marinos para su supervivencia, pero siempre los que eran más accesibles desde la costa. También se encontraron restos de conchas y de peces de aguas bajas en la Cueva de Blombos (Sudáfrica), de hace unos 75.000 años. En este caso fueron capturados por humanos modernos. Pero ni en Gibraltar ni en Cabo de Buena Esperanza había rastro de la tecnología que utilizaron para ello.

Estas pruebas son las que han localizado en el yacimiento de Jerimalai, en la isla de Timor Oriental, tres paleontólogos australianos, dirigidos por Sue O'Connor, de la Universidad Nacional de este país. Allí aparecieron, en la campaña de 2005, restos de grandes peces pelágicos (de aguas oceánicas) de hace 42.000 años, hallazgo que publican ahora en 'Science'.

Miles de utensilios

Jerimalai se encuentra en unas terrazas coralinas que corren paralelas a la costa de Timor, una zona en la que hay numerosas cuevas que fueron lugar de asentamiento de los humanos modernos del Pleistoceno. Estos ocupantes dejaron infinidad de utensilios de piedra (más de 9.700) y casi 40.000 huesos de diferentes pescados, además de fósiles de otros animales terrestres del entorno, de los que también se alimentaron.

Fue el posterior estudio de todo este material el que sorprendió a los investigadores. Frente a lo que ocurría en Blombos y otros yacimientos, en Jerimalai no sólo había más pescado que en cualquier otro (un 56%), sino que casi la mitad correspondía a grandes peces oceánicos, como el atún.

Tras un arduo trabajo de recomposición de las piezas, concluyeron que allí había restos de 2.822 especímenes de 22 taxones diferentes, una variedad mayor de la que se encuentra hoy en la mayoría de las pescaderías. Además, 15 de estas especies fueron explotadas en el periodo más primitivo de ocupación de la cueva, hace entre 42.000 y 38.000 años.

No hay indicios de cómo pudieron capturar tan grandes presas en alta mar, pero los autores apuntan que lo más probable es que utilizan redes hechas con piel y practicaran la pesca al cerco. Los restos de huesos de ejemplares relativamente pequeños indican que seguramente eran atrapados de este modo, y no con una especie de caña.

Dos anzuelos primitivos

Los dos anzuelos encontrados son más recientes. Aún así, uno de ellos es de hace unos 20.000 años, el más primitivo que se conoce. El otro, tiene unos 11.000 años. Ambos fueron hechos de conchas y no parecen adecuados para la pesca del atún y ejemplares de gran tamaño aunque, como dicen O'Connor y sus colegas, pudieron hacer otros más grandes que no se han conservado.

"Estos hallazgos demuestran el alto nivel de tecnología pesquera que tenían los humanos modernos que colonizaron las islas de Wallacea, instrumentos que facilitaron la temprana colonización de Australia", señalan.

Durante el Pleistoceno se sabe que el nivel del mar era bajo, pero aún así entre Eurasia y Australia había 1.500 kilómetros en los que sólo había islas, hasta 17.000, que no estaban unidas por tierra.

La única posibilidad de ir de una a otra era utilizando balsas, aunque no ha quedado ningún resto que lo confirme. Y, además, ¿cómo conseguían comida cuando viajaban hacia costas que no se veían en el horizonte? Las redes y los anzuelos son la respuesta.

Contacte con el autor del artículo vía Twitter. @Rosa M. Tristan

El Mundo

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