Lilian Hernández
Más allá del envejecimiento, son la falta de ocupación, el aislamiento y el abandono los males que deterioran a quienes, en la actualidad, se acercan a la tercera edad.
Estudios de la académica Aída Mercado Maya, de la Universidad Autónoma del Estado de México, indican que el hombre o la mujer actual que enfrenta la realidad del envejecimiento en una sociedad caracterizada por la competitividad y la productividad, es posible que viva la etapa de jubilación y retiro como una situación de pérdida y minusvalía.
En ese sentido, terminar la vida laboral, lo que sucede generalmente cuando se es adulto mayor, representa un cambio abrupto que puede provocar trastornos sicológicos como inquietud, preocupación y estados depresivos o de ansiedad, irritabilidad, baja autoestima y sentimientos de inutilidad y confusión.
Estos malestares se deben a que la persona estaba acostumbrada a estructurar su vida alrededor de su trabajo, a la que dedicaba gran parte de su tiempo y energía, por lo que retirarse implica sentirse viejo e inútil.
Lo peor de esta situación, dijo Mercado, es que este proceso está descuidado y no se ofrece preparación alguna para el tránsito de la vida laboral a la jubilación.
El proceso del cambio de vida debe estar encaminado a que la persona aprenda a prevenir los efectos negativos y a permitir que pase del plano productivo al creativo, con el propósito de mantener su sentimiento de identidad y autoestima, para que pueda readecuar su proyecto de vida a la nueva coyuntura.
“En el plano social, el proyecto debe prever acciones dirigidas a contrarrestar los mitos y visiones negativas sobre la vejez como etapa improductiva, así como crear las condiciones para que el jubilado o jubilada pueda participar en diversas actividades compatibles con sus gustos e intereses accesibles a su posibilidad financiera”, expuso la maestra universitaria.
En tanto, en el plano individual, debe brindarse información real en cuanto a las características de esta etapa, sobre cómo cubrir problemas: empleo del tiempo libre, disminución de los roles, reestructuración de la red de amistades, además de aclarar las posibilidades de desarrollo intelectual y los nuevos intereses en esta etapa.
Mundo en retiro
La capacitación para jubilados debe tomar mayor auge, pues cada vez habrá más adultos mayores:
Informes de la ONU advierten que el segmento de población que más crece es el de mayores de 60 años.
Si en 2000 había 69 millones de personas que pasaban de esa edad, en 2050 serán 379 millones.
Lo que ahora es uno por ciento de la población del planeta, dentro de 50 años representará cuatro por ciento.
Excelsior
Más allá del envejecimiento, son la falta de ocupación, el aislamiento y el abandono los males que deterioran a quienes, en la actualidad, se acercan a la tercera edad.
Estudios de la académica Aída Mercado Maya, de la Universidad Autónoma del Estado de México, indican que el hombre o la mujer actual que enfrenta la realidad del envejecimiento en una sociedad caracterizada por la competitividad y la productividad, es posible que viva la etapa de jubilación y retiro como una situación de pérdida y minusvalía.
En ese sentido, terminar la vida laboral, lo que sucede generalmente cuando se es adulto mayor, representa un cambio abrupto que puede provocar trastornos sicológicos como inquietud, preocupación y estados depresivos o de ansiedad, irritabilidad, baja autoestima y sentimientos de inutilidad y confusión.
Estos malestares se deben a que la persona estaba acostumbrada a estructurar su vida alrededor de su trabajo, a la que dedicaba gran parte de su tiempo y energía, por lo que retirarse implica sentirse viejo e inútil.
Lo peor de esta situación, dijo Mercado, es que este proceso está descuidado y no se ofrece preparación alguna para el tránsito de la vida laboral a la jubilación.
El proceso del cambio de vida debe estar encaminado a que la persona aprenda a prevenir los efectos negativos y a permitir que pase del plano productivo al creativo, con el propósito de mantener su sentimiento de identidad y autoestima, para que pueda readecuar su proyecto de vida a la nueva coyuntura.
“En el plano social, el proyecto debe prever acciones dirigidas a contrarrestar los mitos y visiones negativas sobre la vejez como etapa improductiva, así como crear las condiciones para que el jubilado o jubilada pueda participar en diversas actividades compatibles con sus gustos e intereses accesibles a su posibilidad financiera”, expuso la maestra universitaria.
En tanto, en el plano individual, debe brindarse información real en cuanto a las características de esta etapa, sobre cómo cubrir problemas: empleo del tiempo libre, disminución de los roles, reestructuración de la red de amistades, además de aclarar las posibilidades de desarrollo intelectual y los nuevos intereses en esta etapa.
Mundo en retiro
La capacitación para jubilados debe tomar mayor auge, pues cada vez habrá más adultos mayores:
Informes de la ONU advierten que el segmento de población que más crece es el de mayores de 60 años.
Si en 2000 había 69 millones de personas que pasaban de esa edad, en 2050 serán 379 millones.
Lo que ahora es uno por ciento de la población del planeta, dentro de 50 años representará cuatro por ciento.
Excelsior
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