Mensajeros de la Paz inicia la recogida de regalos y donativos para que las personas mayores disfruten de la tradición del 6 de enero. La campaña subraya el cariño intergeneracional como antídoto contra la soledad que acecha a un tercio de mayores.
COLPISA. MadridEl cariño no tiene edad. Ni para darlo ni, menos ex jugador de baloncesto, de la niña María Téllez y de mayores como Antonio Fernández-Escribano, que se siente más cómodo en su papel de voluntarinas de 65-70 años, "cerca de un tercio se siente solo, poco apoyado socialmente y con carencias afectivas o materiales", mientras un 20% presenta "síntomas de depresión". Y el resto de la población lo ratifica en otra del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): el 46% cree que la sociedad se comporta "regular" con los mayores, el 11% "con indiferencia" y el 16% "mal"; el buen trato alcanza apenas al 24%.
Tanto la investigación del CIS como otra encargada por la Unión Democrática de Pensionistas coinciden, además, en que el horizonte se perfila sombrío. La primera por la indiferencia (45%) y menosprecio (16%) que las personas encuestadas perciben en los jóvenes respecto a los mayores. Y la segunda por la propia sensación de éstos (57%) de que los hijos tratan a sus padres peor que las generaciones anteriores a los suyos. De ahí la insistencia de Mensajeros de la Paz y su presidente, el padre Ángel, en "respetar y tener en cuenta a los mayores, sobre todo en la familia", y en dar protagonismo a los colegios, tanto en el envío de regalos como en las llamadas y visitas a las residencias y geriátricos para acompañar y dar un rato de alegría a quienes allí viven.
Un mundo bajito
La niña María Téllez es un buen símbolo de esa comunicación intergeneracional, como bien saben sus "dos abuelitas. Las veo mucho", explica, "y yo les digo que cuando voy por la calle, pasa mucha gente. Amigos míos, y mayores, como Fernando". Y es que, después de compartir rodaje con Romay, a esta chiquilla de cinco años todo el mundo le parece bajito: "La abuela es pequeña, como mamá, que le llega a Fernando por acá", añade mientras señala a la altura del pecho.
A María no se le ha subido el spot a la cabeza, porque sigue sin saber qué va a ser de mayor --ni siquiera actriz, ahora que lo ha sido por un día--, y lo que más feliz le hace es que "sé escribir los números y estoy aprendiendo a leer". Lo demuestra recitando de carrerilla hasta 13, y porque la paran, y escribiendo su nombre y apellido, en el que todavía se le resiste la "z". A sus "compas" de clase les regalará una felicitación personalizada, y para los mayores que también creen en los Reyes Magos hará "dibujos de yo y de ellos".
Y no para de cantar y contar. Primero tarareando el villancico "El burrito de Belén" --"Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén; si me ven, si me ven, voy camino de Belén"--, que "estamos aprendiendo en clase, con mi maestra, que se llama Sara". Luego adelantando que "la nariz de payaso la tengo en casa, pero mañana me la llevo al teatro, porque vamos a hacer teatro". Y después explicando que ya dice algunas palabras "en inglés". Aunque no tantas, claro, como para "escribir una carta larga, `uy!". Porque aún es pequeña, claro, y aunque es capaz de escribir la palabra "capa", no la usa: "Es que llevo babi". Claro...
Heraldo de España
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