Lionel Galis es francés, pero lleva más de 20 años dedicado a la apicultura y agricultura forestal en Chile. Con su empresa ‘Saveurs des Andes maritimes’, sabores de los andes marítimos, exporta principalmente miel de los Andes y de la Patagonia y morchellas, setas silvestres. Este año ha presentado sus productos en el Salón Internacional de la Alimentación de París, cerrado durante cuatro años por la pandemia de Covid-19.
París abrió sus puertas al sector agroalimentario mundial con el Salón Internacional de la Alimentación. Una especie de escaparate donde los profesionales del sector presentan las apuestas y tendencias innovadoras para el futuro, sin perder de vista uno de los credos de hoy: la sostenibilidad.
El salón reunió este año a 7.000 empresas, el 88% internacionales y con un contexto un tanto peculiar: el alza de precios y crisis de materias primeras. A pesar de todo, Lionel Galis, se muestra optimista por la buena acogida que han tenido sus productos. "Era la oportunidad para presentar nuestros productos del terruño chileno y del bosque nativo", explica este ingeniero civil, originario del sureste de Francia, que cambió la gestión de obras por la apicultura y el entorno forestal hace dos décadas.
Cuando se instaló en Chile con su familia enseguida comenzó a trabajar con la Conaf, la Corporación Nacional Forestal de Chile, para participar en un programa de reforestación, estabilización del suelo y protección del bosque nativo. "A principios de los años 2000, encontré morchellas en los bosques nativos y también unos árboles con mucha floración muy interesantes para la apicultura y decidimos invertir", explica Galis.
Y así es como está produciendo y exportando a Francia, miel hecha en los Andres, en San Fernando, en la Sierra de Bellavista, conocida como "Los Alpes suizos de Chile" o en la Patagonia, en la región del Lago Ranco, en la comuna de Riñinahue.
En Chile, hay más de 1.350.000 colmenas y 9.600 apicultores. "La potencia de la apicultura chilena reside en su bosque nativo porque justamente con la Conaf hay una ley de protección de esos bosques nativos y en esos bosques se encuentra muchos árboles melíferos. El 80% de la apicultura chilena saca la miel de esos bosques nativos", destaca el productor.
Casi el 20% de los apicultores exportan la miel, "algo vital", según Lionel Galis que asegura que la comercialización de las mieles garantiza la protección de los bosques nativos de los Andes y de la Patagonia. Pero en una perspectiva de cuidar el planeta y hacer productos sostenibles, ¿tiene sentido transportar miel entre un lado y otro del Atlántico?.
"Las mieles chilenas son únicas en el mundo. Los árboles son endémicos de este bosque, no se encuentran en otras partes del mundo como el tiaca o el tepú. Al mantener una artesanía responsable, esto permite mantener esos bosques. Cuando exporto 12 toneladas de miel en barco, voy a emitir 10 toneladas de CO2. Pero tenemos que entender que ese bosque nativo representan 20 millones de árboles que absorben 10.000 veces la cantidad de CO2 que hemos emitido", argumenta Galis que reconoce que tiene que hacer pedagogía entre sus clientes franceses para convencerles de la sostenibilidad de la importación de mieles chilenas.
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