Los obispos del país se reunieron para evaluar las acciones de apoyo moral y concreto, sobre todo a los despalazdos y a los heridos. La agencia Adista recoge el precioso testimonio de un misionero de los “Padres blancos”
LUCA ROLANDIROMA
«Los Obispos han visitado a los heridos de los combates ingresados en los hospitales de Bamako para ofrecerles consuelo moral y espiritual», dijo a la Agencia Fides don Edmond Dembele, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Mali, que desde ayer está reunida para discutir la situación socio-política del país y, en particular, la situación de emergencia humanitaria. «Los Obispos quieren evaluar que más puede ofrecer la Iglesia a las personas desplazadas y heridas al margen de lo que ya está haciendo», dijo Dembele.
«No conozco las cifras exactas, pero en lo que respecta a los malianos refugiados en los países vecinos, se habla de unas 200.000 - 300.000 personas más de las que ya se habían refugiado en el extranjero hace tiempo, antes de las últimas operaciones militares. En el sur de Malí las personas desplazadas que se han sumado a los que llegaron en precedencia son decenas de miles», indicó Dembele.
La presencia de los cristianos en la región de los enfrentamientos (Azawad) ha disminuido notablemente en los últimos años por la presencia de las milicais jihadistas. Antes del conflicto, la vida transcurría con normalidad en los grandes centros (Gao, Timbuctu, Kidal, Menaka, etc.): los chicos iban a la escuela, los hospitales funcionaban, las diferentes confesiones religiosas vivían en paz. En el fondo, la mayor parte de los musulmanes del país es moderada, según el padre Alberto “Bannu” Rovelli, misionero de los “Padres blancos”, que concedió una entrevista a la agencia Adista. Con gran valentía, en la larga entrevista que concedió, Rovelli trata de describir muchos de los motivos por los que Mali se encuentra en este conflicto: las relaciones con los demás países de la zona, el interés por sus recursos naturales, la inestabilidad política, la migración y las situaciones pendientes relacionadas con el aumento del fundamentalismo.
Desde hace más de 20 años, Rovelli se encuentra en la zona que ha sido el escenario del conflicto como misionero de los “Padres blancos”. «Hablar de Mali en este momento no es fácil. Se corre el riesgo de decir cosas vanales o que serán contradichas por los hechos». Hay una guerra en curso, esto es seguro, y con la guerra «todos los horrores son posibles», afirmó.
Rovelli también recordó que en los «últimos 12 años ha habido una infiltración de extranjeros que comenzaron a hacer propaganda de un islam radical. Encerraban a los jóvenes en las mezquitas y los adoctrinaban. Sin saberlo, estaban en manos de fudnamentalistas de Pakistán o de Arabia Saudita. También hubo intentos para imponer en el gobierno la sharia, pero la propuesta nunca obtuvo la mayoría». Tampoco hay que olvidar que el país, lamentablemente, siempre ha sido prisionero de la criminalidad. El misionero toma distancias de la intervención francesa, porque las armas pueden resolver la situación momentáneamente, pero no pueden dar frutos duraderos, porque «el fundamentalismo islámico es una ideología al margen de la historia y podrá hacer mucho más daño si ningun líder musulmán la condena».
Vatican Insider
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