Catar, pequeño país árabe, ha saltado a la palestra mediática a raíz de ser elegido como sede del Mundial. Pero no es precisamente su tradición futbolística lo que le hace destacar. Parte del protectorado británico hasta 1971, ha experimentado, en muy poco tiempo, una gran evolución.
Gobernada con mano de hierro por la dinastía Al Thani, tiene una de las rentas per cápita más altas del mundo, gracias a sus reservas de gas y petróleo. Un país seguro, con mucha inmigración, que está en el punto de mira por la situación de la libertad de prensa, el colectivo LGBTI y los derechos de las mujeres.
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