Gabriel Boric es presidente de Chile desde el 11 de marzo de 2022 y Salvador Allende cuando vino a Guadalajara tenía dos años y un mes en el cargo
“Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”, esta frase que acuñó el presidente Salvador Allende un 2 de diciembre, pero hace 50 años, y que luce en la fachada del auditorio de la Universidad de Guadalajara que hoy lleva su nombre, recibirá a otro mandatario chileno también de origen socialista, Gabriel Boric, que estará presente en ese sitio y en la Feria Internacional del Libro.
Autoridades universitarias y de la FIL han confirmado su presencia. Gabriel Boric es presidente de Chile desde el 11 de marzo de 2022 y Salvador Allende cuando vino a Guadalajara tenía dos años y un mes (3 de noviembre de 1970) en el cargo.
El discurso de nueve cuartillas de aquel 2 de diciembre de 1972 es imperdible y fue interrumpido en varias ocasiones por los presentes, con una serie de aplausos y vivas.
“Qué difícil es para mí poder expresar lo que he vivido y sentido en estas breves y largas horas de convivencia con el pueblo mexicano, con su gobierno. Cómo poder traducir lo que nosotros, integrantes de la delegación de nuestra patria, hemos recibido en generosa entrega y como aporte solidario a nuestro pueblo en la dura lucha en que está empeñado”, dijo al iniciar.
En otras de sus expresiones comentó: “Esta no es una Universidad tradicional; esta no es -y es bastante para muchas universidades de nuestro Continente una Universidad que haya hecho la reforma; yo creo que esta es una Universidad comprometida con el pueblo, con los cambios, con la lucha por la independencia económica y por la plena soberanía en nuestros pueblos.”.
Otra parte importante es cuando mencionó: “Hay jóvenes viejos que no comprenden que ser universitario, por ejemplo, es un privilegio extraordinario en la inmensa mayoría de los países de nuestro Continente. Esos jóvenes viejos creen que la Universidad se ha levantado como una necesidad para preparar técnicos y que ellos deben estar satisfechos con adquirir un título profesional. Les da rango social y el arribismo social, caramba qué dramáticamente peligroso, les da un instrumento que les permite ganarse la vida en condiciones de ingresos superiores a la mayoría del resto de los conciudadanos”.
En tiempos en que las deudas de los países ahogaban a sus ciudadanos algo que no ha cambiado mucho-aseveró: “Somos países que no aprovechamos los excedentes de nuestra producción, y este Continente ya conoce, no a través de los agitadores sociales con apellido político, como el que yo tengo de socialista, sino a través de las cifras de la CEPAL, organismo de las Naciones Unidas, que en la última década (no puedo exactamente decir si del 50 al 60 o del 56 al 66), América Latina exportó muchos más capitales que los que ingresaron a ella. De esta manera se ha ido produciendo una realidad que es común en la inmensa mayoría de todos nuestros pueblos; somos países ricos potencialmente, y vivimos como pobres. Para poder seguir viviendo, pedimos prestado. Pero al mismo tiempo somos países exportadores de capitales. Paradoja típica del régimen en el sistema capitalista”.
Fue interrumpido en varias ocasiones cuando mencionó “Se necesitan profesionales que no busquen engordar en los puestos públicos, en las capitales de nuestras patrias. Profesionales que vayan a la provincia; que se hundan en ella. Por eso yo hablo así, aquí, en esta Universidad de Guadalajara, que es una Universidad de vanguardia, y tengo la certeza que la obligación patriótica de ustedes es trabajar en la provincia, fundamentalmente, vinculada a las actividades económicas, mineras, o actividades industriales o empresariales, o a las actividades agrícolas; la obligación del que estudió aquí es no olvidar que ésta es una Universidad del Estado que la pagan los contribuyentes, que en la inmensa mayoría de ellos son los trabajadores. Y que por desgracia, en esta Universidad, como en las universidades de mi patria, la presencia de hijos de campesinos y obreros alcanza un bajo nivel todavía”.
Pero sin duda alguna los momentos más emotivos vinieron cuando expresó: “se requiere un profesional que no se sienta un ser superior porque sus padres tuvieron el dinero suficiente para que él ingresara a una Universidad; si necesita un profesional con conciencia social que entienda que su lucha, si es arquitecto, es para que se construyan las casas necesarias que el pueblo necesita. Se necesita un profesional que, si es médico, levante su voz para reclamar que la medicina llegue a las barriadas populares y, fundamentalmente, a los sectores campesinos. Se necesitan profesionales que no busquen engordar en los puestos públicos, en las capitales de nuestras patrias. Profesionales que vayan a la provincia; que se hundan en ella” y luego insistió: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.
Victor Chávez
El Occidental
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