Las cuestiones relacionadas con el envejecimiento de la población de México ya han tomado niveles de trascendencia, así como de urgencia ante las situaciones problemáticas que están presentes, que se anticipan en crecimiento y deben tratarse bajo nuestro propio contexto demográfico, epidemiológico, social, económico y político. El tiempo avanza y la pirámide poblacional indica que en 10 años habrá más adultos mayores que población joven, esto y todos sus factores que conlleva a la salud de los mismos.
Hay una gran crisis en la seguridad social y las pensiones de retiro, problemas que no se han resuelto hasta la fecha, y la epidemiología de la vejez, especialmente, necesita recursos y adecuación de sistemas; no existen suficientes centros geriátricos adecuados tales como el inaugurado el año pasado por el Director General del Seguro Social; sin embargo la meta es instalar varios más para que la población de adultos mayores no se sobrepase a la demanda y oportunidad de servicios.
Los esfuerzos comienzan por plantear mejor los distintos temas de la vejez, lo que requiere del mejor conocimiento posible. Este saber y comprensión debe basarse en información adecuada, hacia la cual se han dirigido tiempo, trabajo y recursos. En este sentido, algunas actividades se han dedicado a la explotación de acervos estadísticos que contienen información sobre la población envejecida, como son los censos de población, las encuestas de ingresos y gastos y las encuestas de salud. Sin embargo, el tema de la vejez tiene características que exigen atención específica y demandan conceptos y metodologías propias.
En México durante la colonia española, el cuidado de los ancianos estaba dirigido únicamente a los física y socialmente discapacitados. Las órdenes religiosas fueron quienes fundaron hospicios y hospitales para su atención. A finales del siglo XIX y principios del XX el gobierno en México y fundaciones privadas desarrollaron la beneficencia pública y privada para el anciano. No fue sino hasta los años setentas del siglo pasado, que la gerontología cobró importancia en nuestro país debido al incremento en la esperanza de vida y la disminución en las tasas de mortalidad infantil. Se crearon diferentes instituciones interesadas en la gerontología pero la geriatría como especialidad médica surge sólo con los primeros programas universitarios en México en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1992 y la Universidad de Guadalajara en 1995. La mayoría de los servicio de geriatría se encuentran en la ciudad de México y el primer servicio creado fuera de ese lugar fue en el entonces Antiguo Hospital Civil de Guadalajara en 1994. La historia de la geriatría en México apenas inicia pero su futuro es promisorio, aún cuando un retraso en su desarrollo es evidente.
El cuidado de los ancianos no recibía atención especial a menos que pertenecieran al grupo de viajeros, locos, viudos, inválidos, enfermos o menesterosos. El cuidado de éstos, se entendía como un deber de caridad cristiana, reflejo del arraigado catolicismo que imperaba en la época.
El gobierno civil prácticamente no participaba de estas obligaciones y era la iglesia quien realizaba estos menesteres a través de sus cofradías y órdenes religiosas, entre las cuales destacaron: la de los Franciscanos, Antoninos, Hipólitos, Dominicos, Betlemitas, Juaninos y Mercedarios. Estas órdenes, desarrollaban su labor en los hospitales y orfanatos que fundaron anexo a sus iglesias y conventos durante los siglos XVI al XVIII, como el hospital de La Purísima Concepción, el de San Lázaro, el de Jesús y el de San Hipólito en la Ciudad de México; mención especial merece El Hospital Real de San Miguel de Belén en Guadalajara que se construye en el «año del hambre y la peste», en 1785.
Las instituciones religiosas y privadas retoman su liderazgo durante y a finales del Porfiriato como la Fundación Rafael Dundee en 1910. Durante el periodo revolucionario, estos patronatos disminuyen su presencia pero resurgen terminado el conflicto como la Fundación Arturo Mundet en 1930. Con el gobierno de Pascual Ortiz Rubio en 1931, la beneficencia pasa a ser «Asistencia Pública» tomando rango de secretaría de estado. Con el Lic. Miguel Ávila Camacho se forma la Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública en 1944. La responsabilidad de estas dependencias continuaba siendo «la asistencia pública» cuya política consideraba en igual circunstancia al huérfano que al anciano o al indigente, a quienes se les debía «asistir» con recursos públicos.
Por otro lado, la infraestructura adecuada y suficiente para la atención geriátrica aún es escasa; probablemente no existan más de cien camas dedicadas a la atención especializada del anciano en nuestro país y el modelo de atención médica actual, diseñado en el pasado para problemas de salud de una población joven, sin considerar a la envejecida, empieza a mostrar signos de anquilosamiento. La historia de la Geriatría en nuestro país apenas empieza, su futuro es promisorio y aún cuando el retraso en su desarrollo es notable, tomará décadas ir a la par con el crecimiento demográfico.
Dr. César Alvarez Pacheco
Termómetro, México
Hay una gran crisis en la seguridad social y las pensiones de retiro, problemas que no se han resuelto hasta la fecha, y la epidemiología de la vejez, especialmente, necesita recursos y adecuación de sistemas; no existen suficientes centros geriátricos adecuados tales como el inaugurado el año pasado por el Director General del Seguro Social; sin embargo la meta es instalar varios más para que la población de adultos mayores no se sobrepase a la demanda y oportunidad de servicios.
Los esfuerzos comienzan por plantear mejor los distintos temas de la vejez, lo que requiere del mejor conocimiento posible. Este saber y comprensión debe basarse en información adecuada, hacia la cual se han dirigido tiempo, trabajo y recursos. En este sentido, algunas actividades se han dedicado a la explotación de acervos estadísticos que contienen información sobre la población envejecida, como son los censos de población, las encuestas de ingresos y gastos y las encuestas de salud. Sin embargo, el tema de la vejez tiene características que exigen atención específica y demandan conceptos y metodologías propias.
En México durante la colonia española, el cuidado de los ancianos estaba dirigido únicamente a los física y socialmente discapacitados. Las órdenes religiosas fueron quienes fundaron hospicios y hospitales para su atención. A finales del siglo XIX y principios del XX el gobierno en México y fundaciones privadas desarrollaron la beneficencia pública y privada para el anciano. No fue sino hasta los años setentas del siglo pasado, que la gerontología cobró importancia en nuestro país debido al incremento en la esperanza de vida y la disminución en las tasas de mortalidad infantil. Se crearon diferentes instituciones interesadas en la gerontología pero la geriatría como especialidad médica surge sólo con los primeros programas universitarios en México en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1992 y la Universidad de Guadalajara en 1995. La mayoría de los servicio de geriatría se encuentran en la ciudad de México y el primer servicio creado fuera de ese lugar fue en el entonces Antiguo Hospital Civil de Guadalajara en 1994. La historia de la geriatría en México apenas inicia pero su futuro es promisorio, aún cuando un retraso en su desarrollo es evidente.
El cuidado de los ancianos no recibía atención especial a menos que pertenecieran al grupo de viajeros, locos, viudos, inválidos, enfermos o menesterosos. El cuidado de éstos, se entendía como un deber de caridad cristiana, reflejo del arraigado catolicismo que imperaba en la época.
El gobierno civil prácticamente no participaba de estas obligaciones y era la iglesia quien realizaba estos menesteres a través de sus cofradías y órdenes religiosas, entre las cuales destacaron: la de los Franciscanos, Antoninos, Hipólitos, Dominicos, Betlemitas, Juaninos y Mercedarios. Estas órdenes, desarrollaban su labor en los hospitales y orfanatos que fundaron anexo a sus iglesias y conventos durante los siglos XVI al XVIII, como el hospital de La Purísima Concepción, el de San Lázaro, el de Jesús y el de San Hipólito en la Ciudad de México; mención especial merece El Hospital Real de San Miguel de Belén en Guadalajara que se construye en el «año del hambre y la peste», en 1785.
Las instituciones religiosas y privadas retoman su liderazgo durante y a finales del Porfiriato como la Fundación Rafael Dundee en 1910. Durante el periodo revolucionario, estos patronatos disminuyen su presencia pero resurgen terminado el conflicto como la Fundación Arturo Mundet en 1930. Con el gobierno de Pascual Ortiz Rubio en 1931, la beneficencia pasa a ser «Asistencia Pública» tomando rango de secretaría de estado. Con el Lic. Miguel Ávila Camacho se forma la Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública en 1944. La responsabilidad de estas dependencias continuaba siendo «la asistencia pública» cuya política consideraba en igual circunstancia al huérfano que al anciano o al indigente, a quienes se les debía «asistir» con recursos públicos.
Por otro lado, la infraestructura adecuada y suficiente para la atención geriátrica aún es escasa; probablemente no existan más de cien camas dedicadas a la atención especializada del anciano en nuestro país y el modelo de atención médica actual, diseñado en el pasado para problemas de salud de una población joven, sin considerar a la envejecida, empieza a mostrar signos de anquilosamiento. La historia de la Geriatría en nuestro país apenas empieza, su futuro es promisorio y aún cuando el retraso en su desarrollo es notable, tomará décadas ir a la par con el crecimiento demográfico.
Dr. César Alvarez Pacheco
Termómetro, México
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