"¡Cuanto mayores sean las dificultades, mayor será la atención prestada a las condiciones de vida del pueblo!"
El nuevo sistema social rural de seguros para la vejez cubrirá un 10 % de las ciudades y los distritos de China, y la cantidad destinada a impulsar la nueva fase de la reforma del sistema sanitario ascenderá a 850 000 millones de yuanes. Estas cifras concretas reflejan las nuevas, y hasta ahora, mayores acciones emprendidas por el Gobierno chino para resolver los problemas relacionados con las garantías sociales, problemas estrechamente relacionados con los intereses fundamentales del pueblo.
Para un país con una población tan enorme como la que tiene China, la garantización de la seguridad social de sus ciudadanos constituye un difícil examen para los gobernantes. Según un refrán chino, "la piedra angular del Estado es el pueblo, por lo que su reforzamiento es lo único que proporciona seguridad al Estado". Siendo esto así, cabe preguntarse qué hay que hacer para fortalecer esta piedra angular. La respuesta es que resulta indispensable solucionar adecuadamente los problemas relacionados con los intereses básicos de los ciudadanos; o, dicho de otro modo, proporcionarles la necesaria asistencia médica y garantizarles el sustento en su vejez.
Pero, por diversas razones, actualmente China se encuentra aún bastante lejos de esta meta. En primer lugar, su nivel de desarrollo sigue siendo bajo; persisten las claras diferencia entre las zonas urbanas y rurales, y entre distintas localidades; y la cobertura de su sistema de seguridad social, todavía incipiente, no es muy amplia. Además, paralelamente al desarrollo económico y social han ido surgiendo numerosos nuevos desafíos. Por ejemplo, más del 10 % de la población de China rebasa los 60 años, edad considerada internacionalmente como la que marca el comienzo de la ancianidad, lo que significa que la sociedad de este país asiático ya es una sociedad envejecida. Por lo tanto, es lógico preguntarse quién deberá asumir los crecientes gastos derivados de la asistencia médica y la vejez. Por otra parte, hay que pensar en cómo incluir en el sistema de garantías sociales a los millones de campesinos que se han trasladado a las ciudades en busca de mejor oportunidades de empleo. Según las encuestas realizadas en los últimos años por entidades autorizadas, el tema de las garantías sociales es el que más preocupa al pueblo, lo que pone de relieve la necesidad imperiosa de resolver la problemática existente en este ámbito.
Pero por otra parte, también debe reconocerse que en los últimos años el Gobierno chino ha llevado a cabo en este terreno innumerables esfuerzos con resultados prácticos. Pongamos solo algunos ejemplos de los muchos que podríamos citar: el nivel de la ayuda destinada a garantizar un mínimo nivel vida a los habitantes de las zonas urbanas y rurales se ha elevado sin cesar; pagando un cuota anual de apenas diez yuanes, los campesinos pueden obtener subsidios que les permiten pagar hasta un 65 % de los gastos de hospitalización; y 200 millones de campesinos han suscrito seguros básicos de vejez.
Cada uno de estos progresos no solo proporciona al pueblo chino beneficios palpables, sino que constituye una de las plasmaciones del ideal del Gobierno de "dar prioridad al ser humano".
Frente a la galopante crisis financiera mundial y a la preocupante situación del mercado laboral empleo, es muy comprensible que el tema de las garantías sociales despierte un interés aun mayor entre los ciudadanos. Hace unos días, cuando el primer ministro Wen Jiabao charló en línea con los cibernautas chinos, la mayoría de las preguntas formuladas fueron sobre la asistencia médica, la educación, el empleo y la vivienda. Y durante las sesiones anuales que están celebrándose en Beijing, los diputados de la Asamblea Popular Nacional y los miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino han presentado numerosas propuestas al respecto.
"¡Cuanto mayores sean las dificultades, tanto mayor será la atención prestada a las condiciones de vida del pueblo!". Ante el examen más difícil que tendrá a lo largo del 2009, el Gobierno chino ha presentado un nuevo y ambicioso plan: este año, los fondos para las garantías sociales ascenderán a 293000 millones, se ampliará su cobertura y se elevará su nivel; además, pronto se hará público un nuevo proyecto para reformar el sector sanitario y se iniciará el establecimiento del sistema de seguros para la vejez en las zonas rurales. Todo ello permite afirmar que, poco a poco, está formándose una extensa red de seguridad social, caracterizada por su amplia cobertura, sus múltiples niveles y la coordinación racional entre las zonas urbanas y las rurales.
Sin embargo, hay que ser consciente de que conseguir que todos los ciudadanos chinos disfruten de las garantías sociales no es un objetivo que pueda lograrse de la noche a la mañana. Pero también es verdad que, si sigue tomando la mejora de las condiciones de vida del pueblo como principal fuerza motriz, China se acercará cada día más a esta meta.
Radio China
Para un país con una población tan enorme como la que tiene China, la garantización de la seguridad social de sus ciudadanos constituye un difícil examen para los gobernantes. Según un refrán chino, "la piedra angular del Estado es el pueblo, por lo que su reforzamiento es lo único que proporciona seguridad al Estado". Siendo esto así, cabe preguntarse qué hay que hacer para fortalecer esta piedra angular. La respuesta es que resulta indispensable solucionar adecuadamente los problemas relacionados con los intereses básicos de los ciudadanos; o, dicho de otro modo, proporcionarles la necesaria asistencia médica y garantizarles el sustento en su vejez.
Pero, por diversas razones, actualmente China se encuentra aún bastante lejos de esta meta. En primer lugar, su nivel de desarrollo sigue siendo bajo; persisten las claras diferencia entre las zonas urbanas y rurales, y entre distintas localidades; y la cobertura de su sistema de seguridad social, todavía incipiente, no es muy amplia. Además, paralelamente al desarrollo económico y social han ido surgiendo numerosos nuevos desafíos. Por ejemplo, más del 10 % de la población de China rebasa los 60 años, edad considerada internacionalmente como la que marca el comienzo de la ancianidad, lo que significa que la sociedad de este país asiático ya es una sociedad envejecida. Por lo tanto, es lógico preguntarse quién deberá asumir los crecientes gastos derivados de la asistencia médica y la vejez. Por otra parte, hay que pensar en cómo incluir en el sistema de garantías sociales a los millones de campesinos que se han trasladado a las ciudades en busca de mejor oportunidades de empleo. Según las encuestas realizadas en los últimos años por entidades autorizadas, el tema de las garantías sociales es el que más preocupa al pueblo, lo que pone de relieve la necesidad imperiosa de resolver la problemática existente en este ámbito.
Pero por otra parte, también debe reconocerse que en los últimos años el Gobierno chino ha llevado a cabo en este terreno innumerables esfuerzos con resultados prácticos. Pongamos solo algunos ejemplos de los muchos que podríamos citar: el nivel de la ayuda destinada a garantizar un mínimo nivel vida a los habitantes de las zonas urbanas y rurales se ha elevado sin cesar; pagando un cuota anual de apenas diez yuanes, los campesinos pueden obtener subsidios que les permiten pagar hasta un 65 % de los gastos de hospitalización; y 200 millones de campesinos han suscrito seguros básicos de vejez.
Cada uno de estos progresos no solo proporciona al pueblo chino beneficios palpables, sino que constituye una de las plasmaciones del ideal del Gobierno de "dar prioridad al ser humano".
Frente a la galopante crisis financiera mundial y a la preocupante situación del mercado laboral empleo, es muy comprensible que el tema de las garantías sociales despierte un interés aun mayor entre los ciudadanos. Hace unos días, cuando el primer ministro Wen Jiabao charló en línea con los cibernautas chinos, la mayoría de las preguntas formuladas fueron sobre la asistencia médica, la educación, el empleo y la vivienda. Y durante las sesiones anuales que están celebrándose en Beijing, los diputados de la Asamblea Popular Nacional y los miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino han presentado numerosas propuestas al respecto.
"¡Cuanto mayores sean las dificultades, tanto mayor será la atención prestada a las condiciones de vida del pueblo!". Ante el examen más difícil que tendrá a lo largo del 2009, el Gobierno chino ha presentado un nuevo y ambicioso plan: este año, los fondos para las garantías sociales ascenderán a 293000 millones, se ampliará su cobertura y se elevará su nivel; además, pronto se hará público un nuevo proyecto para reformar el sector sanitario y se iniciará el establecimiento del sistema de seguros para la vejez en las zonas rurales. Todo ello permite afirmar que, poco a poco, está formándose una extensa red de seguridad social, caracterizada por su amplia cobertura, sus múltiples niveles y la coordinación racional entre las zonas urbanas y las rurales.
Sin embargo, hay que ser consciente de que conseguir que todos los ciudadanos chinos disfruten de las garantías sociales no es un objetivo que pueda lograrse de la noche a la mañana. Pero también es verdad que, si sigue tomando la mejora de las condiciones de vida del pueblo como principal fuerza motriz, China se acercará cada día más a esta meta.
Radio China
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