De los 1.400 millones de habitantes que hay en China, alrededor del 60% vive actualmente en una ciudad; en 2030 será el 75%. La industria de la construcción está en auge y la codicia por los lucrativos terrenos edificables es inmensa. Sin embargo, en las ciudades de China no todos tienen derecho a una vivienda.
Las ciudades modernas chinas están previstas exclusivamente para aquellas personas con buena formación, altamente calificadas o con buenos contactos políticos. Por eso, el derecho a la vivienda está sometido a varias condiciones que, al fin y al cabo, solo puede cumplir la clase alta política o económica de China. Pero más de la mitad de los residentes en la ciudad son lo que se denomina trabajadores migrantes. Proceden de zonas rurales y no tienen permiso de residencia en la ciudad. Su presencia solo es tolerada, pero no tienen derechos propios. Con sus trabajos como vendedores, proveedores de servicios, camareros, personal de limpieza, obreros de la construcción o mecánicos, garantizan el adecuado funcionamiento de las ciudades. Sin embargo, con sus bajos salarios, los trabajadores migrantes no pueden pagar los exorbitantes alquileres de los modernos apartamentos de la ciudad. Este documental analiza cómo y dónde vive la masa de trabajadores con bajos ingresos que hace posible ese enorme crecimiento urbano. ¿Pertenecen las personas de clase media y baja a la visión china de las brillantes y gigantescas metrópolis de alta tecnología? ¿Y qué pasa con aquellos que molestan en la consecución de este plan o en el desbordante despunte de la construcción?
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