"LA VENTANA": INTERESANTE FILME DE CARLOS SORIN SOBRE EL FIN DE LA VIDA
La historia tiene una única locación: un campo de varias hectarias, en cuya casa de dos plantas amplia y espaciosa vive un hombre mayor, de ochenta y pico de años, enfermo del corazón y en apariencia con poco tiempo de vida.
Ficha técnica:
"La ventana". Argentina, 2008. Dirección: Carlos Sorín. Guión: Carlos Sorín, con la colaboración de Pedro Mairal. Fotografía: Julian Apesteguia. Dirección de arte: Rafael Neville. Música: Nicolás Sorín. Actores: Antonio Larreta, María del Carmen Jiménez, Emilse Roldán, Arturo Goetz, Luis Luque, Jorge Diez y Carla Peterson. Presenta: DCA. Duración: 88 minutos. Calificación: Para todo público.
La vejez es el tema que aborda Carlos Sorín en este nuevo filme que provoca cierto cambio respecto del abordaje de sus últimas producciones.
Si se toman en cuenta sus tres últimos filmes: "Historias mínimas", "El Camino de San Diego" y "El perro", las tres podrían considerarse películas de ruta, cuyos protagonistas en su mayoría no son actores.
En "La ventana" es distinto, un muy elegido equipo de intérpretes protagoniza esta historia que tiene una única locación: un campo de varias hectarias, en cuya casa de dos plantas amplia y espaciosa vive un hombre mayor, de ochenta y pico de años, enfermo del corazón y en apariencia con poco tiempo de vida.
LAS SENSACIONES
En ese lugar y rodeado de dos sirvientas, Antonio (una magnífica actuacion de Antonio Larreta) pasa sus últimos días, entre recuerdos que cada vez parecen "atraparlo" más. De ese modo el pasado, pareciera ir definiendo un presente, complejo, difícil de entender para los que lo rodean y para el mismo enfermo.
Antonio también es escritor y deja deambular su mente por autores, por cuentos que escribió en otra época y que al volver a leerlos, lo hacen fantasiar con una sensación de vitalidad, que cada vez se le escapa más. Eso se lo transmite a su médico (Arturo Goetz), como intentando hacerlo cómplice de algo que el otro no tiene el menor interés de querer entender.
Postrado en su cama, el hombre observa a los otros preparar la llegada del hijo, un concertista de piano, al que hace tiempo no ve y se dejaron de frecuentar, sin saber demasiado por qué.
ESPERA Y LLEGADA
La cuestión es que la enfermedad del padre, convoca al hijo y cuando están uno frente al otro, no saben qué decirse. El padre mira a ese hombre maduro que está parado al borde su cama y sabe que sólo está ahí por compromiso, tal vez, por no querer lidiar con los fantasma de la culpa. Una copa de champagne, breve, sin palabras sirve de cierre a ese primer encuentro, aunque el viejo no bebe, sólo mira con sus ojos acuosos, como intentando que los demás entiendan esa soledad que parece corroerle el alma.
Sorín dibuja una buena caracterización de personajes y va confrontando una generación con otra, a través de pequeñas situaciones cotidianas. en apariencia triviales, de un realismo en el que la iluminación y la fotografía son capaces de convertir en algo intangible.
En el entramado de estas situaciones se redescubre a Carlos Sorín, quien a través de Antonio consigue explorar el mundo de la vejez con interesantes recursos de puesta en escena.
Juan Carlos Fontana
La Prensa
La historia tiene una única locación: un campo de varias hectarias, en cuya casa de dos plantas amplia y espaciosa vive un hombre mayor, de ochenta y pico de años, enfermo del corazón y en apariencia con poco tiempo de vida.
Ficha técnica:
"La ventana". Argentina, 2008. Dirección: Carlos Sorín. Guión: Carlos Sorín, con la colaboración de Pedro Mairal. Fotografía: Julian Apesteguia. Dirección de arte: Rafael Neville. Música: Nicolás Sorín. Actores: Antonio Larreta, María del Carmen Jiménez, Emilse Roldán, Arturo Goetz, Luis Luque, Jorge Diez y Carla Peterson. Presenta: DCA. Duración: 88 minutos. Calificación: Para todo público.
La vejez es el tema que aborda Carlos Sorín en este nuevo filme que provoca cierto cambio respecto del abordaje de sus últimas producciones.
Si se toman en cuenta sus tres últimos filmes: "Historias mínimas", "El Camino de San Diego" y "El perro", las tres podrían considerarse películas de ruta, cuyos protagonistas en su mayoría no son actores.
En "La ventana" es distinto, un muy elegido equipo de intérpretes protagoniza esta historia que tiene una única locación: un campo de varias hectarias, en cuya casa de dos plantas amplia y espaciosa vive un hombre mayor, de ochenta y pico de años, enfermo del corazón y en apariencia con poco tiempo de vida.
LAS SENSACIONES
En ese lugar y rodeado de dos sirvientas, Antonio (una magnífica actuacion de Antonio Larreta) pasa sus últimos días, entre recuerdos que cada vez parecen "atraparlo" más. De ese modo el pasado, pareciera ir definiendo un presente, complejo, difícil de entender para los que lo rodean y para el mismo enfermo.
Antonio también es escritor y deja deambular su mente por autores, por cuentos que escribió en otra época y que al volver a leerlos, lo hacen fantasiar con una sensación de vitalidad, que cada vez se le escapa más. Eso se lo transmite a su médico (Arturo Goetz), como intentando hacerlo cómplice de algo que el otro no tiene el menor interés de querer entender.
Postrado en su cama, el hombre observa a los otros preparar la llegada del hijo, un concertista de piano, al que hace tiempo no ve y se dejaron de frecuentar, sin saber demasiado por qué.
ESPERA Y LLEGADA
La cuestión es que la enfermedad del padre, convoca al hijo y cuando están uno frente al otro, no saben qué decirse. El padre mira a ese hombre maduro que está parado al borde su cama y sabe que sólo está ahí por compromiso, tal vez, por no querer lidiar con los fantasma de la culpa. Una copa de champagne, breve, sin palabras sirve de cierre a ese primer encuentro, aunque el viejo no bebe, sólo mira con sus ojos acuosos, como intentando que los demás entiendan esa soledad que parece corroerle el alma.
Sorín dibuja una buena caracterización de personajes y va confrontando una generación con otra, a través de pequeñas situaciones cotidianas. en apariencia triviales, de un realismo en el que la iluminación y la fotografía son capaces de convertir en algo intangible.
En el entramado de estas situaciones se redescubre a Carlos Sorín, quien a través de Antonio consigue explorar el mundo de la vejez con interesantes recursos de puesta en escena.
Juan Carlos Fontana
La Prensa
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