Rodrigo Contero Peñafiel
Hay un prejuicio en contra de los viejos, simplemente por ser viejos, este prejuicio es análogo a lo que es el racismo o la discriminación producto del énfasis que se pone a los bonos revolucionarios de la pobreza, de otra manera no se entiende cómo a los viejos se les ha perdido el respeto y se les niega un mínimo de comodidades en la última fase de sus vidas, hoy se los excluye, se los ignora y se los maltrata, se pretende hacer creer a la sociedad que la vejez es sinónimo de invalidez, soledad, apatía e indiferencia, ¿quieren obligarlos a relegarse en un grupo problema para que lleguen a considerarse a sí mismos como incompetentes?
Se les niega los ‘derechos del buen vivir’, a centros de salud, medicinas, recreación, alimentación, vivienda, ¿nos vamos habituando a negar nuestro propio envejecimiento?, la vejez es real y avanza cada día, no es un espejismo.
Beauvoir dice: “Qué desgracia, solo los seres débiles e ignorantes, embriagados por el orgullo propio de la juventud no ven la vejez”. Recortar la pensión de jubilación a un hombre o mujer ancianos es negarles el fruto de su trabajo, es acortarles la vida, es ignorar la aplicación de los Principios Fundamentales de la Constitución de la República. Cuando miremos un anciano reconozcamos nuestro destino.
El Comercio
Hay un prejuicio en contra de los viejos, simplemente por ser viejos, este prejuicio es análogo a lo que es el racismo o la discriminación producto del énfasis que se pone a los bonos revolucionarios de la pobreza, de otra manera no se entiende cómo a los viejos se les ha perdido el respeto y se les niega un mínimo de comodidades en la última fase de sus vidas, hoy se los excluye, se los ignora y se los maltrata, se pretende hacer creer a la sociedad que la vejez es sinónimo de invalidez, soledad, apatía e indiferencia, ¿quieren obligarlos a relegarse en un grupo problema para que lleguen a considerarse a sí mismos como incompetentes?
Se les niega los ‘derechos del buen vivir’, a centros de salud, medicinas, recreación, alimentación, vivienda, ¿nos vamos habituando a negar nuestro propio envejecimiento?, la vejez es real y avanza cada día, no es un espejismo.
Beauvoir dice: “Qué desgracia, solo los seres débiles e ignorantes, embriagados por el orgullo propio de la juventud no ven la vejez”. Recortar la pensión de jubilación a un hombre o mujer ancianos es negarles el fruto de su trabajo, es acortarles la vida, es ignorar la aplicación de los Principios Fundamentales de la Constitución de la República. Cuando miremos un anciano reconozcamos nuestro destino.
El Comercio
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