La actual campaña electoral en EE. UU. está marcada por la sorprendente actividad de las mujeres que, a menudo, recurren a tácticas emotivas para conseguir más votos. La cadena RT ha investigado el fenómeno de las nuevas mujeres políticas en la escena norteamericana.
Las próximas elecciones de noviembre al Congreso estadounidense pueden hacer que se cumplan los sueños de las mujeres que aspiran a la política.
La escandalosa representación de algunas candidatas agita a Estados Unidos en vísperas de las próximas legislativas. Sin embargo, los críticos sugieren que su popularidad se basa en la habilidad para jugar con las emociones del público.
Los expertos en Relaciones Públicas dicen que en Estados Unidos la competencia de los candidatos tiene muy poco que ver con su popularidad. Lo más importante es saber qué temas tocar.
Por ejemplo, hace poco tiempo nadie conocía el nombre de Sharron Angle, candidata de los republicanos al Senado, y actualmente es una de las favoritas en las encuestas.
Entre las propuestas electorales de Angle figuran: el fin de la representación de Estados Unidos en la ONU, la eliminación de la seguridad social y el cierre del Servicio fiscal.
Otra candidata republicana para el Senado, Christine O’Donnell, necesitó tan solo unas semanas para que su nombre esté en boca de todos. Su credencial de presentación: una campaña contra la masturbación. "¿Si el hombre sabe como satisfacerse él mismo, para que me necesita a mí?", exclama O’Donnell.
Aún así, la otra candidata al Congreso dice que es una treintañera, una mujer joven que es casta. Y con ese motivo predicó a sus votantes la abstinencia sexual.
Una candidata bastante famosa en EE. UU., Sarah Palin, llamada por sus compatriotas 'la madre de un soldado', es la ex candidata republicana a la Vicepresidencia de EE. UU., y muchos estadounidenses ven en ella aún a una candidata para las próximas elecciones presidenciales en 2012.
Palin es un ejemplo más del dominio perfecto de la técnica de avivar los temores: las palabras "un momento peligroso", "la seguridad de las fronteras", "restaurar el honor de la nación", "combatir contra inmigrantes" son habituales en su vocabulario.
Ilene Proctor, especialista en Relaciones Públicas de Los Ángeles, opina que las decisiones de la gente se basan en emociones y temores más que en los principios. "Si uno sabe cómo manipularlos, puede hacer avanzar al candidato más absurdo a través de los medios", señala Proctor.
Algunos críticos les echan la culpa a los medios por dedicar tanto tiempo en su cobertura a los candidatos con dudosas habilidades y formación educativa y política.
El analista político Brent Budowsky ha señalado que los medios norteamericanos fallan a la hora de informar sobre algo importante, pero publican enseguida todo lo llamativo, superficial. "Eso les gusta", indica Budowsky. "Declaraciones sensacionalistas, caras bonitas. Cuando en realidad las mujeres influyentes son la secretaria de Estado, Hillary Clinton, o la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Ellas son las que toman las grandes decisiones".
Mientras tanto, las extravagancias se vuelven más populares. En California las candidatas republicanas a gobernadora y a senadora bebían tequila; y en Florida un aspirante a senador apareció ante un grupo de puertorriqueños para decirles en español: "¡Yo estoy con ustedes!".
Pero incluso en el caso de que estos candidatos no lleguen al poder, su popularidad basta para influir en la opinión del público y cambiar los rumbos de la política. Y entonces lo que parece divertido hoy en día, podría transformarse en algo mucho más serio después de las elecciones parlamentarias de noviembre
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