Los grandes árboles son el elixir de la vida en la Tierra. Limpian el aire, garantizan la biodiversidad y son importantes guardianes del clima. Pero estos gigantes son cada vez más escasos.
La tala, la sequía y las plagas afectan a los árboles gigantes y destruyen sus ecosistemas. Pero ideas poco convencionales y un replanteamiento del uso de los bosques pueden proteger los árboles.
"Deberíamos tratar a los grandes árboles como si fueran de oro", afirma la investigadora estadounidense Meg Lowman. Fue la primera científica en explorar las copas de los árboles en los años setenta con la ayuda de tirolinas fabricadas por ella misma. Ahora se ha marcado un ambicioso objetivo como punto culminante de su carrera: salvar los diez bosques más ricos en especies del mundo. Para conseguirlo, Meg Lowman y su equipo están construyendo senderos colgantes entre las copas de árboles gigantes en la selva. Estos senderos son gestionados por lugareños, que trabajan in situ como guías o alojando a los huéspedes. Meg Lowman emprende una expedición a la Amazonía peruana con un grupo de ecoturistas.
Los bosques primigenios ya no existen en Alemania y apenas quedan bosques lo más cercanos a su forma natural. La empresa emergente woodify, con sede en Bonn, quiere hacer algo para cambiar esto. Su idea es liberar de la mano humana grandes extensiones de bosque alemán. La empresa aspira a lograr que un 50% de los bosques deje de ser utilizado con fines comerciales.
Para ello, la empresa emergente arrienda terrenos forestales en Alemania y estipula por contrato que no se talará madera en ellos durante 30 años. Los árboles caídos se dejan allí, sin intervención humana. De este modo se genera un bosque casi natural, capaz de almacenar grandes cantidades de CO2. Por la cantidad adicional de CO2 capturada, woodify expide certificados y los vende a empresas.
El modelo es científicamente sólido y se basa en los cálculos de la Escuela Superior de Eberswalde para el Desarrollo Sostenible. En un momento en que la gestión sostenible de los bosques desaparece a gran escala debido a los monocultivos, el modelo resulta cada vez más interesante. "Si nuestra idea funciona, crearemos muchos espacios naturales y el bosque del mañana", afirma su fundador, Anselm Schneider.
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