TENIS: ASÍ ES EL CASTING 'MILITAR' DE UN NIÑO PARA RECOGER PELOTAS EN WIMBLEDON: "NOS ASEGURAMOS DE QUE SUS OJOS NO SE MUEVEN"
Los niños de 9 y 10 años comenzaron la preparación en febrero.
Londres-. Son las 10 de la mañana, el All England Club abre sus puertas y la edad media de los primeros privilegiados en entrar en las instalaciones es baja, muy baja. Decenas y decenas de niños, 250 aproximadamente, recorren las calles de las instalaciones todos uniformados con la misma ropa y en un absoluto silencio que impacta por su edad. Todos en una fila al estilo militar que simulan varios ríos de azul oscuro allá por donde andan y nadie se sale del carril. No son militares, que también son habituales por las instalaciones, son los recogepelotas del Wimbledon.
¿Quién no ha querido ser recogepelotas cuando era un niño o, incluso, aún de adulto? Estar en un gran partido entre dos estrellas del tenis, poder dar una pelota a tus ídolos, ser parte del espectáculo. Además, parece que el trabajo no tiene gran dificultad. Seguro que han escuchado eso de "solo tienen que dar unas pelotas". Yo sí, me lo ha dicho un amigo al decirle que iba a escribir estas líneas.
En Wimbledon, con la figura del recogepelotas se tiene una visión bastante distinta a la simpleza que mucha gente puede pensar. Son niños, sí, pero en sus manos está la comodidad de los jugadores, la imagen de un torneo de prestigio y el buen discurrir de los encuentros en las 18 pistas simultáneas del All England Club. La labor no es tan fácil y todo tiene que estar controlado. Y ya se ocupa la organización de elegir quién cumple con estas condiciones.
Selectivo y un largo período de entrenamiento
En septiembre, varios representantes de 31 escuelas locales son recibidos en Wimbledon con unas indicaciones: qué tiene que tener un recogepelotas. Es entonces cuando todos los colegios preparan un planning de entrenamientos para elegir a sus representantes para las pruebas de 4 meses después. Sí, hablamos de exigentes entrenamientos y enseguida entenderán por qué.
"Buscamos un alto nivel de forma física, con capacidad de seguir instrucciones de manera rápida y con disciplina, porque tendrán que estar completamente quietos durante períodos largos de tiempo", comenta Sarah Goldson, maestra, exárbitra de tenis y ahora responsable de los recogepelotas.
La primera prueba tiene lugar en enero, en las instalaciones de Wimbledon con entre 750 y 1.000 niños. En una sesión de tres horas, todos los candidatos propuestos por sus colegios son puestos a prueba en sus habilidades físicas y de disciplina. Esta es una prueba eliminatoria y quien no esté al nivel exigido quedará sin opciones. Los 170 elegidos pasan a la siguiente ronda y el resto quedan fuera. Solo los de 9 años podrán probar suerte de nuevo el año que viene.
Pasar la selección solo es el primer paso, ahora queda la capacitación y hay que seguir en el nivel con sesiones de dos horas y media cada fin de semana, se ponen a prueba sus habilidades. "Si hay una serie de malos desempeños durante esas semanas, no estará en Wimbledon", comenta Goldson.
El proceso de capacitación comienza en febrero hasta las vacaciones de Semana Santa con varios encuentros teórico-prácticos. Además de la preparación física, que se irá incrementando con el paso de las semanas, se añade el aprendizaje del reglamento y dinámicas de un partido: qué hacer en los tie breaks, qué hacer cuando se suspende un partido o cómo dar la toalla. Ahí, el valor personal coge valor y la señorita Goldson estará con la mirada atenta: "La disciplina lo es todo y lo aprenden rápidamente".
El nivel de exigencia llega al nivel de que nada ni nadie les despiste de su trabajo. "Pasamos mucho tiempo en asegurarnos de que sus ojos no se muevan. Porque, claro, son los adolescentes y hay gente muy famosa en el campo...", cuenta la coordinadora.
Es decir, tampoco pueden reírse o hacer ningún gesto fuera de la disciplina del recogepelotas. El mejor ejemplo se vivió en 2020, cuando los aspersores se enchufaron haciendo que los jugadores tuvieran que huir en pleno descanso. Los recogepelotas fueron los únicos que mantuvieron su posición para no incumplir la disciplina:
Entrenamiento... ¿para niños?
A la vuelta de las vacaciones de Pascua, comienza lo serio. Se da inicio a un proceso riguroso en la condición física con duros entrenamientos. Cada niño marcado con un número en un dorsal, más típico de los maratones que de unos entrenamientos. Ejercicios de cardio. Sin parar, una y otra vez. Carrera continua, ejercicios de movilidad. Quien haya ido a clases o se haya puesto vídeos para quemar grasa sabrán lo que son los Jumping Jacks. Pues ese es uno de los ejercicios favoritos en estas rutinas de entrenamiento.
Con el inicio de la cuenta atrás, suena el toque de diana para una preparación más exigente con cuatro sesiones semanales de dos horas y media de duración, a lo largo de los tres meses restantes hasta llegar a las fechas de disputa del torneo. Una preparación de élite para ser recogepelotas de élite. Aquí se incorporan unos 80 de años anteriores.
Con la llegada del torneo, los recogepelotas dejan de ir a la escuela durante dos semanas. "Eso les gusta", comenta Goldson. Pero el control sigue, porque se juegan irse a casa al final de cada ronda. En cinco turnos diarios, con una hora en pista y otra de descanso, buscarán seguir en los cuadros de Wimbledon como hacen los propios tenistas. Si hay menos partidos, se necesitan menos recogepelotas: "Durante el torneo, vigilamos cómo manejan la presión y cuál es su nivel. Tienen que tener actuaciones prácticamente perfectas para llegar a la final y algunos se van molestos...".
Con todo esto, es más fácil entender ese silencio cada mañana a su entrada al All England Club y por qué nadie se sale de la fila, aunque sean niños.
José M. Amorós
4 de julio de 2023
Relevo
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