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EE UU recuerda a Kennedy


Cientos de personas rinden homenaje en Dallas al presidente, 50 años después de su asesinato en esa localidad


Sobre el gran escenario de un crimen para muchos sin resolver comenzaban a congregarse, antes de que rompiera el alba, cientos de personas en Dealey Plaza para rendir homenaje este viernes a John F Kennedy, medio siglo después de que su vida fuera sesgada antes de tiempo por una bala en Dallas.
Las banderas ondean en la ciudad a media asta. Las calles adyacentes a Dealey Plaza están cortadas al tráfico y solo 5.000 personas tendrán acceso a los actos conmemorativos. Pero ese número es insignificante comparado con todo un país volcado en rendir memoria a un presidente que, quizá porque se convirtió en mito antes de que la realidad manchara su gestión, tiene una popularidad de un 90% entre sus ciudadanos.
La tragedia marcó Dallas para siempre y hoy sus habitantes (el 75% de los cuales no había nacido o no vivía en la metrópoli cuando Kennedy fue asesinado) piden pasar página, que se proclame acabada una era de vergüenza de la que han sido esclavos medio siglo. No quieren borrar la historia, sencillamente “abrazarla sin que sea una herida que se reabra permanentemente sin dejarnos avanzar”, explica el periodista del diario The Dallas Morning News Steve Blow.
A Dallas han llegado esta semana cientos de familias desde puntos tan alejados de esta ciudad tejana como Oregon o Hawai. Eso desde EE UU. Ciudadanos de Japón o Rusia, de viaje por el país, han desviado su ruta o planeado un alto especial para rendir homenaje a un hombre cuya muerte creen que frenó la posibilidad de una manera de hacer política que hubiera hecho mejor a esta nación.
La frase pronunciada el día de su investidura en Washington, una mañana de enero posiblemente tan fría como la que hoy se vive en Dallas, llamando a las ciudadanos a ser parte activa de la sociedad y no preguntar qué puede hacer el país por ellos si no ellos por su país, marcó un antes y un después en la manera de hacer política.
Por primera vez, la Casa Blanca la ocupaba un presidente joven, el más joven en la historia del país, con niños pequeños que jugaban en el despacho Oval y se escondían bajo el escritorio presidencial, como recogió la revista Life. La de Kennedy fue la primera presidencia cuyo día a día era recogido en imágenes, a través de las lentes del fotógrafo Jacques Lowe, al que el matrimonio dio acceso al entender que la imagen era una poderosa arma de comunicación para llegar a los ciudadanos.
Su corta administración vivió momentos difíciles, como la fallida invasión de Cuba o la crisis de los misiles que mantuvo al mundo al borde de una guerra nuclear durante 13 días. La conquista del espacio se inició bajo el mandato del presidente demócrata y el movimiento por los derechos civiles despuntaba, aunque sería Lyndon B. Johnson quien firmaría la legislación que supondría el principio del fin de la segregación racial en EEUU.
Pero las fotografías, ya fueran en color o blanco y negro, solo recogían las luces de la vida de Kennedy. Las sombras quedaron fuera. JFK fue un hombre al que se le dio hasta tres veces la extremaunción a lo largo de su vida debido a sus problemas de espalda y enfermedades como el mal de Addison, un extraño desorden endocrino que provoca perdida de peso y fatiga, entre otros síntomas.
El presidente que lucía dinámico y radiante de energía ante las cámaras llevaba de manera permanente un corsé para contrarrestar los terribles dolores de espalda que le dejaron las heridas que sufrió cuando se hundió su lancha torpedera en aguas del Pacífico en agosto de 1943, arrollada por un destructor japonés durante la II Guerra Mundial.
Hace 50 años brillaba el sol sobre las calles de Dallas que recibían al presidente entre gritos de júbilo y pancartas que apostaban por su reelección en 1964. Hoy, la ciudad parece que ha querido mostrar su pena cubriéndose de nubes grises que dejan caer una fría lluvia, con temperaturas muy poco superiores a los cero grados.
La muerte del primer presidente ‘televisivo’ quedó grabada en cámara para la posteridad por un empresario textil de origen ruso admirador del presidente cuando la limusina presidencial descendía por la calle Elm. Es el conocido comoFilm de Zapruder, que sirvió de base para la investigación del FBI y el Servicio Secreto pero que también abrió la puerta a los amantes de las teorías de la conspiración.
La calle en la que fue tiroteado el 35 presidente de la nación ha sido asfaltada a lo largo de resta semana. Se han borrado las dos grandes X blancas que localizaban los dos impactos de bala que sufrió, uno en la garganta y el otro en el cráneo. Pero la huella de lo que sucedió aquí hace medio siglo es indeleble.
El país

JFK: Cronología de un mito


El 20 de enero de 1961 John Fitzgerald Kennedy jura el cargo con una frase para la posteridad: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país".

Es el presidente mas joven en llegar al cargo en los Estados Unidos, el primero católico y encarna una nueva era de esperanza para la generación del Baby Boom después de la guerra. 

En mayo de ese mismo año JFK se compromete a enviar el hombre a la luna antes de que acabe la década y pone en marcha el programa Apolo, una apuesta ganada en 1969, con el viaje del Apolo 11.

De su breve pero intenso mandato, para los libros de historia queda su enfrentamiento con la Unión Soviética durante la crisis de los misiles, que tuvo al mundo al borde de una guerra nuclear y que provocó la imposición de un embargo estadounidense a la Cuba de Castro. 

Kennedy es también el presidente de la Guerra Fría. Su viaje al Berlín dividido dejó otro de los grandes momentos de la historia, condensado en una sola frase, pronunciada en alemán: "Ich bin ein Berliner" (26 de junio de 1963).

En Estados Unidos, la época de Kennedy es la de la lucha por los derechos civiles de los negros y de la marcha sobre Washington en agosto de ese año con Martin Luther King, al que recibe en la Casa Blanca junto con otros líderes del movimiento. 

Sin embargo, el mito de Kennedy no sería el mismo sin el trágico día del 22 de noviembre de 1963 en Dallas. La escena es brutal: Acompañado por su esposa, es alcanzado por un disparo ante las cámaras de televisión. 


¿Recuerda el asesinato de Kennedy?



¿Dónde estaba usted el día que asesinaron al expresidente John F. Kennedy? Habitantes de Washington, Londres y Paris comparten sus recuerdos sobre la tragedia que conmovió el mundo hace 50 años.


EEUU: se cumplen 50 años del asesinato de John Kennedy



Se cumplen 50 años del asesinato del presidente John Kennedy. EE.UU. prepara actos oficiales de conmemoración del crimen que dejó una herida en la historia estadounidense y cuya sociedad aún no logra aceptar la versión oficial de los hechos.


El primer presidente que reconoció el poder de los hispanos



“Estoy muy contenta de estar en el gran Estado de Texas...” Así comenzó su discurso Jackie Kennedy en la noche del 21 de noviembre de 1963. Acompañaba al presidente en un acto celebrado por una de las organizaciones hispanas de Houston (Texas). “Me siento muy feliz de estar hoy aquí, pero para que quede totalmente claro, invito a mi esposa a que diga unas palabras también”. John Fitzgerald Kennedy, apenas 15 horas antes de morir, se había convertido en el primer presidente estadounidense en reconocieron la importancia del voto hispano.
Sus palabras, recibidas con un fuerte aplauso y gritos de ¡Viva Kennedy! eran un agradecimiento a la campaña que hicieron a su favor los mexicanos desde Texas hasta California, contribuyendo a su victoria en 1960. Entonces, Kennedy perdió el respaldo de los electores blancos de Texas por 150.000 votos. El 85% de los texanos de origen mexicano, cerca de 200.000, compensaron esa pérdida ayudando a que el candidato demócrata venciera en un Estado clave para llegar a la Casa Blanca.
Kennedy también venció en Nuevo México, California, Arizona e Illinois, pero tardaría tres años en reconocer la influencia de los votantes hispanos y el trabajo de numerosas organizaciones locales que, bajo mismo lema que escuchó la última noche de su vida, Viva Kennedy, recabaron votos para su campaña.
La mayoría de esas asociaciones pertenecían a LULAC, La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, que apenas un mes antes de la visita del presidente demócrata ni siquiera se atrevía a soñar con su presencia en aquella ceremonia. Pero allí estuvo Kennedy y allí, rodeado por un grupo de mariachis, ofreció un breve discurso en el que habló de América Latina como un aliado para la paz y la prosperidad en el hemisferio.
Los historiadores han bautizado aquella aparición como la primera ocasión en que un presidente de EE UU celebra el poder y la influencia del voto hispano en las elecciones. Desde 1960 hasta 2012, el grupo de población -y de votantes- de mayor crecimiento demográfico de las últimas décadas ha demostrado que su palabra puede decidir quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Kennedy logró el 85% del voto mexicano-americano. Cuatro décadas después, un republicano de Texas, George W. Bush, sería el último candidato de su partido en llegar a la presidencia con un amplio respaldo de los hispanos, el 40%. Ese porcentaje ha sido marcado ya como la cifra mágica que deberá superar cualquier republicano para regresar a Washington. Obama lo ha puesto aún más difícil: su reelección se debe, en buena parte, al 70% de los hispanos que le dieron su voto.
El respaldo hispano a Kennedy, un candidato demócrata de Massachusetts, superó uno de los mayores obstáculos de la época al voto de las minorías raciales. Cuando muchos establecimientos públicos todavía colgaban carteles que prohibían el paso a negros y mexicanos, cuando éstos aún debían pagar la llamada “tasa electoral” (poll tax) para votar, los bautizados como clubes ‘Viva Kennedy’ desafiaron las normas registrando a votantes en el Sur del país.
El presidente demócrata sería precisamente el responsable de allanar el camino para las históricas leyes de Derechos Civiles (1964) y de Derecho a Voto (1965), que acabaría aprobando su sucesor. Centradas fundamentalmente en eliminar la discriminación que afectaba a millones de afroamericanos en todo el país, especialmente en los Estados sureños, los estadounidenses de origen mexicano también abogaron por eliminar medidas como las tasas electorales, un obstáculo de 1,5 dólares que impedía que muchos de ellos ejercieran su derecho a votar.
Desde 1960, el voto de los hispanos se ha multiplicado hasta los 12.5 millones que se estima participaron en las últimas elecciones. Muchos han identificado la primera victoria de Obama, en 2008, como la primera muestra del poder hispano. Pero puede que Kennedy, casi medio siglo antes, supiera que su influencia solo acababa de empezar.
El País

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