El abogado Rubén Sáenz nació y vivió siempre en la principal ciudad balnearia de la Argentina, Mar del Plata. Toda su vida fue un fanático de los deportes, la vida al aire libre y la playa. Como generalmente no usaba protector solar, todo el verano lucía un color de piel bien bronceado, algo que lo hacía sentirse saludable.
Rubén Sáenz cuenta: “Al haber nacido en una ciudad balnearia mi vida estaba relacionada con el sol, con el mar, con la playa y la montaña. Pero siempre en contacto con el sol porque pensaba que era mi amigo, que el sol me hacía bien. No tomé conciencia de nada de eso, de los riesgos que corría hasta que cumplí 50 años”.
A esa edad Rubén vio que le aparecieron unas pecas a las que no le dio demasiada importancia, pero un amigo dermatólogo le insistió para que hiciera una consulta. Finalmente le llegó el diagnóstico. Esas manchas eran un melanoma, uno de los tipos de cáncer de piel más malignos.
“Empecé un largo trayecto de ver médicos y tratar de ver cómo solucionar esto”, cuenta Rubén Sáenz. “El tema es que el tipo de melanoma que tengo, o tenía, es muy cruento, muy serio. Si se va para adentro y entra al torrente sanguíneo tengo tres meses de vida. Muero de cáncer generalizado...”.
Finalmente, se sometió a una intervención en un centro de alta complejidad en Estados Unidos y hoy lleva una vida realmente sana. Tomó conciencia de la importancia de cuidarse del sol, usar protector solar y utilizar sombrero.
El caso de Rubén no es aislado. La mayoría de los hombres tiene cierta resistencia a aplicarse cremas protectoras y cuidar del sol. Este mal hábito ya se refleja en una estadística impactante. En los últimos treinta años se duplicó la cantidad de muertes entre el género masculino por tumores de piel, según estudios realizados en el Reino Unido.
La estadística sobre el aumento de los casos de cáncer de piel en hombres es confirmada por dermatólogos de todo el mundo en sus consultorios, especialmente entre los pacientes que trabajan o están mucho tiempo al aire libre.
Graciela Ferraro, presidenta de la Asociación Argentina de Dermatología, explica: “Todo aquel que trabaje en este tipo de profesiones en que tiene que estar expuesto continuamente al sol, tiene un mayor riesgo para tener estas lesiones”. Según la especialista, se ha detectado un incremento de este tipo de lesiones. También indica que los hombres en general “son bastante reacios a colocarse cualquier tipo de crema en la cara”. “Hay que concienciarlos bastante para que entiendan que esto no es una cuestión de coquetería, de estética o de cosmética”, subraya.
La realidad es que la industria farmacéutica ofrece ahora una variedad enorme de posibilidades para protegerse de la exposición solar. Hay geles que no quedan blancos ni pastosos en la piel, que son muy fluidos y fáciles de aplicar, y que brindan una protección adecuada.
Los dermatólogos suelen decir que “la piel tiene memoria”. La cantidad de rayos ultravioletas se acumula a lo largo de los años hasta a provocar graves daños, según la predisposición genética de las personas. A la mayoría de los varones les incomoda cuidarse y protegerse en exceso, pero este sencillo hábito de aplicarse una crema en la piel puede ser lo que nos ponga a salvo de graves riesgos para la salud.
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