Cada huérfano sueña con tener una familia feliz, aunque tenga que cruzar el océano para encontrarla. Pero en los últimos años demasiados niños rusos, en lugar del cariño paternal de sus padres adoptivos en EE. UU., encontraron maltratos, torturas y hasta la muerte.
Pero parece que el problema de los malos tratos a los niños rusos en EE. UU. ha llegado a su fin gracias al acuerdo firmado por el canciller ruso y la secretaria del Estado norteamericana que pretende proteger a los huérfanos.
Desde la caída de la Unión Soviética, 18 niños rusos adoptados en el extranjero fueron asesinados, 17 de ellos en Estados Unidos. Pero la gota que colmó el vaso fue el caso de Artiom Savéliev, que volvió a Moscú desde Washington solo, en abril de 2010, con una nota de su madre estadounidense en la que decía que el pequeño tenía problemas emocionales y de violencia. Sin embargo, los chequeos médicos mostraron un desarrollo normal del niño.
Otro escándalo infantil estalló en enero de 2011, cuando en un espectáculo televisivo Jessica Bigley compartió con la audiencia los métodos de ‘buena educación’ que utilizaba con su hijo ruso: tragar a la fuerza salsa tabasco y ducharle con agua helada.
Despues surgió el caso de la pareja Leschinsky, que les aplicaba castigos salvajes a sus tres hijas adoptivas: las obligaba hacer ejercicios sobre clavos, correr largas distancias o golpearse mutuamente en la cabeza.
Finalmente, las voces de los defensores de los derechos del niño llegaron hasta las más altas instancias y Moscú y Washington comenzaron a elaborar un acuerdo bilateral sobre la adopción internacional, inexistente hasta entonces.
“El acuerdo permite asegurarse de que los padres adoptivos son estables psíquicamente, que han sido elegidos por órganos competentes de EE. UU. y que los diplomáticos rusos tienen acceso a los niños que además conservarán la ciudadanía rusa hasta los 18 años”, explica el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
“Nuestro objetivo es común. Que los niños consigan un hogar, padres que los quieran y que cuiden de ellos”, sostiene Hillary Clinton.
Mientras el documento pasa algunos trámites antes de entrar en vigor, los huérfanos rusos sólo pueden esperar que las decisiones a tan alto nivel les ayuden a encontrar el verdadero amor familiar.
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