Yuri Dmítriev, uno de los 79 supervivientes del naufragio del ´Bulgaria´, ama la música desde pequeño. Es algo que heredó de familia y que influyó en que se convirtiera en un DJ profesional. Era a lo que se dedicaba a bordo del “Bulgaria” cuando ocurrió la tragedia.
“Es verdad que el barco daba bandazos”, recuerda Dmítriev. “Desde el inicio de la navegación y hasta su final. Lo vimos pero no le dimos mucha importancia. Pero nosotros no sabíamos cómo funcionaba aquello. Todos decían que todo estaba bajo control, que todo estaba correcto y que el barco iba bien”.
Fueron instantes de pánico. No había escapatoria… Yuri pensó que su hora había llegado, que sólo le quedaban algunos minutos de vida.
“Es lo único que pude hacer… Vi una ventana abierta y al marinero que estaba empujando a todo el mundo hacia allá. En ese momento el agua me echó fuera por esa misma ventana también. Y ya… solo eso”.
Junto a su padre, Yuri trabajaba en el “Bulgaria” desde hace tiempo y conocía el barco. Sabía que era antiguo, pero lo que más le llamaba la atención era la extraña línea de flotación que tenía.
“Escuche unos gritos, pero primero no presté mucha atención pensando que la gente estaba divirtiéndose. Me acosté de nuevo pero ya no pude dormirme, y en unos segundos mi padre me mando ver qué era lo que estaba pasando. Y cuando salí ya vi el agua. Ya no se escuchaban los gritos, el barco se agitaba a la derecha, y nuestro lado empezó a subir. Yo vi el agua llegando y empecé a gritar que el barco se hundía para que todos salieran y corrieran hacia la escalera”.
Mucha gente trató de alcanzar la parte más alta de la embarcación, pero no pudo hacerlo. Ahora la mayoría forma parte de la lista de fallecidos en la catástrofe.
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