Chile está convulsionado. Este jueves se efectuó en Santiago una nueva manifestación multitudinaria convocada por la Confederación de Estudiantes (Confech), en la que participaron la Central Unitaria de Trabajadores y otros gremios sindicales de diferentes sectores.
Es la última de varias manifestaciones de calle registradas en la capital, calificadas como las más multitudinarias desde el regreso de la democracia al país en 1990.
En Santiago, movimientos estudiantiles vienen efectuando fuertes clicprotestas y tomas de colegios secundarios en reclamo por las necesidades del sector y en defensa del sistema de educación pública.
Pero en el resto del país también hay descontento. Este lunes se efectuó una huelga de trabajadores en la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que por primera vez en casi dos décadas paralizó todas sus operaciones.
Y recientemente hubo manifestaciones y disturbios en el sur del país en rechazo a los planes de gobierno de Sebastián Piñera (clicsuspendidos actualmente por un tribunal) de construir una central hidroeléctrica en la región patagónica del sur del país.
Para colmo, recientes sondeos de opinión muestran que los niveles de aprobación del mandatario están en su peor momento. Aunque la oposición tampoco registra altos puntajes.
¿Qué pasa en Chile? ¿Por qué tanta parece molestia en un país alabado internacionalmente por su modelo económico?
"El problema de fondo es el modelo liberal, establecido en la constitución de 1980. No sólo es el gobierno de Piñera", señaló a BBC Mundo la académica y analista política chilena Montserrat Nicolás.
"La demanda principal de los movimientos sociales que han estado protestando es que quieren que todos los chilenos disfruten de la riqueza y avances que ha tenido el país, pero que se limitan a un pequeño sector de la sociedad", terció por su parte el sociólogo Miguel Urrutia, profesor de la Universidad de Chile.
Las estructuras de Pinochet
Un reciente clicestudio efectuado por Andrés Zahler Torres, investigador y profesor del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales, reveló que 20% de los chilenos tiene ingresos similares a los países más ricos del mundo (Noruega, Singapur o Estados Unidos).
Pero el entrecruce de datos también mostró que el 60% de la población de Chile tiene ingresos similares a los de Angola, un país que está mucho más abajo en cuanto al ranking de desarrollo humano que mide anualmente Naciones Unidas.
"Esta situación genera una alta confluencia de movimientos para que protesten por una distribución más justa. Pero el problema escapa al actual gobierno, es parte de un modelo (económico) que se instauró a partir del golpe (del 11 de septiembre de 1973, cuando Augusto Pinochet tomó el poder)", señaló Urrutia.
La llegada de Pinochet al poder coincidió con una profunda reforma del sistema económico –que contó con la asesoría del gurú del neoliberalismo Milton Friedman- en donde se redujo la presencia del Estado y se favoreció al libre mercado.
"La Constitución de 1980 prácticamente borró al Estado y no se ha sido capaz de cambiar eso", explicó mientras Nicolás.
"Cada vez que se ha propuesto una reforma en la estructura económica se considera inconstitucional porque aumentaría la presencia del Estado", dijo la analista y agregó: "Cuando surgen problemas en salud, educación o minería, siempre termina todo apuntando a la necesidad de una reforma constitucional".
"Hubo suficiente plazo, casi 40 años, para ver cómo funcionaba este modelo", afirmó por su parte Urrutia.
"Pero parece que ya se pasó de la cuenta", apuntó.
La visión oficial
El gobierno de Piñera ha reiterado que la prioridad es combatir a la pobreza y convertir a Chile en el primer país latinoamericano en eliminar la pobreza extrema al final de esta década.
Pero ¿y la desigualdad? Sobre todo cuando Chile registra una de las mayores tasas de América Latina.
"El tema de desigualdad también nos preocupa. Chile está en Latinoamérica y Latinoamérica es la región más desigual del mundo. No es la región más pobre, pero sí la más desigual. Dentro de Latinoamérica Chile tiene un nivel de desigualdad medio alto", reconoce el ministro de Hacienda chileno Felipe Larraín, en una conversación reciente con BBC Mundo.
El funcionario indicó que entre los planes gubernamentales para disminuir la pobre distribución de ingresos está aumentar el presupuesto público para la educación y mantener programas de subsidios condicionados.
Pero, además, explicó que de alguna forma el descontento puede estar relacionado con el desarrollo que ha tenido Chile en la última década.
"Ese (mejor) nivel de ingreso da la sensación que hay mucha gente que quiere muchos derechos y que tiene que tener más obligaciones el Estado con ellos; pero que ellos no tienen obligaciones con el Estado o con el país o con la sociedad. Yo creo que ahí hay un tema que es complejo en los países que llegan a ese nivel de ingreso que de alguna manera se ven en la situación de este tipo", afirmó.
A juicio de Larraín el malestar que se ha reflejado recientemente habría que analizarlo con cierta perspectiva.
"El gobierno tiene que tener cuidado que esa gente que demuestra en la calle representa completamente a la población porque no es así. Porque hay una mayoría silenciosa que no está demostrando en las calles. Hay algunas de las demandas que hacen y compartimos, y estamos trabajando y hay otras que no".
Sin embargo, según el sociólogo de la Universidad de Chile Miguel Urrutia, "cuando no hay esperanza de un cambio o una mejoría la protesta suele mantenerse calma".
"Pero cuando existe la posibilidad de mejorar tus condiciones (en vista del crecimiento económico del país en 10 años), entonces pasa como aquí en Chile donde los movimientos sociales empiezan a protestar para que la prosperidad llegue a todos", añadió.
BBC
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